El intento de robo en la calle poblada mientras perecía mi amiga del alma
Y a ella la vi. Ella estaba tras la puerta reteniendo su abertura. No quería ella ser vista, pero insistí en la forma. Su rostro enfermo fue un paño de malas reflexiones. El agua caía confundiéndose con sus lágrimas en su agitado cuerpo gastado y desnudo. A ella la vi. Ella era y fue sorpresa. Mas pesar fue verla en lágrimas y muertes que aún no arriban. Hermosa es, pero no lo estaba. Bella ha sido siempre, pero hoy no lo sentía. Ella estaba tras la puerta del baño y luego de la cortina de ducha. Desnuda, flácida, pálida. Lloraba por su vida y su destino. Por la naturaleza maldita que en ella vio un canal de huida y sangre para derramar. E insistí con la puerta y ahí estaba ella. E insistí con la cortina y ahí estaba muerta. Respirando, pero ya muerta. Viva, pero muerta en su propia vida. Sus ojos seguían el curso del agua caída. Sus manos sólo frotaban y reclamaban a la pared húmeda de lágrimas, sudor y agua tibia. Reclamaban su historia, su familia, sus sueños y sus amores de viajes