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Mostrando entradas de octubre, 2009

Extraño es no poder hablar

Desconocido es volver a sentir que no tengo palabras que describan los sentidos Desde pequeño que mis pies no pisaban arena alguna Y sólo podían hundirse en las aguas del mar Hace mucho que mi cuerpo no imploraba Por volver a los pisos altos de las habitaciones de la élite Para dejar caer su vida con el fuerte viento en su cara Hoy pensar no es una alternativa Menos un recurso de sobre-vivencia No existen sonidos que devienen en palabras El silencio ha llegado incluso a la obstruir la pseudo-inteligencia de la inconciencia Ni si quiera el cuerpo admite conocer el desconcierto de no ser feliz No queda más que la confianza en los respiros Hasta que éstos dejen de latir Hasta que salga de este planeta Hasta que logre libertad

Cuando no hay sonidos para describir los sentidos

S onrío de amor cálido que trata de responder por qué no ha de consumarse Cómo quisiera llegar a encontrar aquella sonrisa perdida Y la propia caída deja que su espacio obtenga para la introspección. S entir lágrimas de su respiro derrumbó cada piso de arena Cada gota que erosionó toda cumbre protegida Cada vez que sus ojos de brillo no acudieron a cruzar una mirada La absoluta confusión se mezcló con la culpa adjudicada. P or qué no obtengo un trazo de palabras que suene coherente Cómo sucede que de esa habitación que los protege permita la pérdida de su sonrisa Si el espacio de la inconciencia desea ver su alegría eterna junto a cada mañana de su vida. N o sabe qué decir para que hablen sus palabras siempre elocuentes que hoy se desconciertan Dirá siempre al cielo que los une que todo daría para secar los sentimientos de sus ojos Y para elevar los propios presentar disculpas a la portadora del silencio Ella que es su planeta y su sueño. E s una p

Su poesía que cada vez es menos un silencio para mis oídos

Ese tatuaje no sólo marca su piel Pienso en ese dibujo eterno como un honor del destino No oculto que su viaje a esas estrellas trajo mi discrepancia e incluso el miedo a la decepción Pero bajo cada latido que emerge se guarda la excelsa verdad Ese fuego hecho ternura que pasea tranquilo entre los recovecos de su cuerpo y el mío. El tiempo se ha detenido Y he quedado en medio de su detención Bajo cristal líquido Pudiendo ver todo mientras se mueve sin mi presencia en ello Como una cúpula movediza Una delgada capa transparente que no siente el peso del cuerpo. Y vuelvo a sus mejillas, a sus labios, a su piel A sus brazos marcados de vértigo y deseos de detener esa vida Es un dulce para las glándulas de la vestimenta de los huesos Sus ojos se achican y estiran a sus lados Mientras de su pelo nace una dulce forma de belleza femenina Y cada abrazo es una manta cálida que protege el frío de su ausencia Un arrullo que provoca la seguridad tranquila bajo la sombra de nuestras cabezas y el ar

Un pedazo de ese tiempo

Qué riesgo, qué extraño esto de estar entumecido, medio encerrado en un cúmulo enredado de pensamientos que no conectan entre ellos. He de pensar solamente. Mirar hacia cualquier mundo que obsequie sonrisas en medio de viajes sin rumbo claro y menos sentido de la experiencia. Hay algo que apesta o que no ha sido engrasado. Pero esto debiese ser una alegría cada día, una vida de emergente felicidad. La seguridad de nada debe estar encarcelada bajo los humos que adormecen las pupilas. Y es que a veces sólo quisiera hacia arriba mirar y estirar algo de mi espalda.