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Mostrando entradas de febrero, 2014

Mi tío Lucho

Mi tío Lucho fue mi héroe de infancia. Al verlo mis ojos brillaban. Él era todo lo que yo quería ser de grande. Alto, simpático, de pelo largo y barba. Era bombero y futbolista. Jugaba como delantero centro en el ’20 de septiembre’. Tenía muchas parejas y siempre había mujeres interesadas en él. Nadie en el pueblo le pegaba. Era temido y respetado. Me dejaba salir hasta tarde, ir a la plaza, beber alcohol y fumar cigarros. 

Perdidos en el cosmos

Luz y brillo de la oscuridad en el cosmos. El más grato lugar. La ansiada falta de gravedad y el infinito tiempo de traslado. Cosmonauta introduce los sentidos hacia la pérdida total de longitudes y espacios. Aquí la vida se hace parte del perpetuo ritmo universal. Eres tú y tu viaje interestelar. Tú y tu destino cosmológico. Tu mente y corazón perdidos entre polvo estelar. No serás más un humano. Serás lo que tú desees en este concierto sideral. Naces y vives para descolocar el tiempo y el espacio. Dejas de pertenecer y pasas a ser uno del otro lado. De la oscuridad o de la luz, depende de tu pasado. Vuelas y flotas. Intervienes tus genes y los llevas hacia mundos suprahumanos. Cosmonauta es la pérdida absoluta de sentido terrenal. La ausencia de certidumbres, la entrada en la complejidad. El caos placentero se toma el cuerpo que danza entre planetas. Viajas en la cola de un cometa. Rotas en anillos estelares. Te pierdes en lunas desconocidas. Transportas tu vida entre estre

Cierto estado cotidiano

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Antes de dormir, antes de que lo despertara Blas, Álvaro pensó en esto: más que agotarse de sí mismo, a veces se cansa. Está, más que nada, decepcionado. Algo. No tanto pero ni tan poco. Hubo un momento en que pensó que las cosas serían de otro modo. A menudo siente que gasta mucha energía buscando energía. La meta es no hundirse. No es que la pase tan mal, pero tampoco la pasa tan bien. Sigue. Aguanta. Acepta. Álvaro cree que la mayoría de la gente es como él, pero no se dan cuenta o no quieren asumirlo. O quizás no. Álvaro, en rigor, no sabe cómo es o cómo se comporta la otra gente. En todo caso su vida podría ser peor. Mucho peor. Aeropuertos  Alberto Fuguet, 2010, pág. 70

El mensajito tierno

El abrazo fue fuerte y apretado. Apurado y ansioso. Fue directo a apretar su espalda y mojar su boca con sus labios rojos. No hubo para él mejor instante. Al tenerla sintió su corazón acelerado. Casi como un tambor pequeño que busca oírse en la ciudad. La tomó. La abrazó como la primera vez que lo hizo y como si fuese la última que pudiera lograr. Solo recién se habían visto. Apenas estaban en la sala del edificio. Se miraron, sonrieron, se besaron candentes. Luego subieron al ascensor. No podía dejar de tocarla. Agarrar todo su cuerpo. Apretar curvas y recovecos. Ella era feliz. Entregada estaba a sus manos grandes que tanto le gustan. Lo recibía con ansias, con pasión y cierta locura. Y sí fue un momento de locura. Eran pasadas las dos de la mañana y hacía meses que no se veían. Felices se miraban y no dejaban de juntar sus bocas. Todo partió con un inocente mensaje de texto. Para finalmente terminar haciendo el amor hasta la salida del sol. Bellos. Ella no lo abandona. Él po

Formas

Objetiva Sentados están cada uno en su escritorio. Solo trabajan. Se miran, pero no dicen nada. Mueven sus manos para teclear y están atentos a la hora de salida. Se oyen gritos desde los patios. Sienten temor. Traban las puestas, pero los internos logran entrar. Seria Aposentados en los sillones. Laburan. Míranse y nada dicen. Sus manos mueven al escribir y observan el reloj de tanto en tanto. Aullidos surgen desde los jardines. Sienten angustia y pánico. Aseguran las puertas, sin embargo, ellos, los privados de libertad, ya han ingresado. Grave Imbuidos en sus aposentos. Sumergidos. No trabajan. Se miran y dicen nada. Mueven solo las manos. Escriben y piensan en los horarios. El caos emerge de los patios y celdas. Temen lo peor. Es el último instante de sus vidas. Sujetan, atan y ligan los portones, pero no pueden evitar que los desposeídos hayan entrado. Creen morir. Irónica Cada culo pegado a la silla. El olor queda pegado en ese cuero. Trabajan-la. Dicen traba

Cuentas pendientes

Me quedé pegado en el tema del loser. Quizás uno de los mayores miedos generacionales, por lo demás. La gente –leí por ahí– al final se divide, pasada cierta edad, en dos: los que logran convertirse en lo que querían y los que no. Hacer lo que quieres termina afectando todo: tu salud, tus afectos, tu economía. Más allá de los innumerables proyectos que te quedan, ¿sientes que la vida te ha tratado bien? ¿Tienes cuentas pendientes? Alberto Fuguet, 2014 Entrevista a Pablo Illanes, Primer Capítulo Cinépata http://www.cinepata.com/articulos/entrevista-pablo-illanes/ ¿Y cuál es tu respuesta?