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Mostrando entradas de junio, 2009

Historia de otro planeta

Su aroma ha salido a las calles Silente y algo intranquila Hermosa como su silencio, de sus ojos brotan vapores de alegría Y camina al encuentro de su realidad La sigue cada respiro de la ansiedad Aquella que sus versos generan en la piel Y en cada partícula de las manos que rodean su cuerpo Y es entonces un respiro afortunado Pies descalzos con arena que han nacido para abrazar la poesía Para apretar su espalda y ver a sus ojos Y no creer que la neblina de sus sueños quisieron posar su alegría para hacerla realidad Es lo más hermoso tenerla y escribirla Verla sonreír y oírla pensar Cada soplo de saliva es una aventura en su boca Todo trozo de piel se acomoda a lo que sus manos quieren tocar Y es entonces aún más un respiro afortunado Feliz de cruzar su poesía y la mía Feliz de cada golpe de energia Esos que desembocan en los pies Habiéndose generado en sus mejillas

Un día y hablar

El tercer día de la espera de tres años El punto exacto de inflexión vital La escena deseada que toma forma de una tierna realidad hermosa Más bella que en el mismo sueño Más pulcra y viva que en las imágenes que enseñaban parte de sus días Y el reflejo de su cautivante respiración La mirada dio con su paso alterado luego de la caída de las súplicas y los pensamientos Antes, en su recorrido, había ese hombre de complejo andar suplicado por la lucidez de sus latidos Y toda verdad plasmada quedó en las partículas del destino Cuando al girar su visión dio con el paso apurado de una dama planetaria en dirección a fragmentos de su sucesión Y un vapor saltó de sus ojos junto al destello de su misma luz Un pedazo de sueño tenía imagen de poético ser humano De alucinante fémino andar que siempre soñó con observar frente a sus ojos Y la piel la vista y los largos días de espera Forjaron un tímido y alegre caminar junto a un secreto El más tierno y ansiado secreto compartido en infinitos juegos

Confort que golpea

No es la risa de lo serio montar el fondo blanco y gris si lo que siente es las ganas de hablar del amor. De una punzada en los ojos que comienzan a engendrar vapores de la risa. Caudal de nervios e ironías. El cuello y la porosidad de la piel que transforman en salivar cualquier intento de dirigir la palabra. Y ella esa hembra, la más bella de la pradera intelectual. Simple y contagiosa. Dulce como agua de mañana. Rupestre como vida real. Las siluetas de los dibujos en la piel –su piel- vuelven a pintar sus márgenes cuando las reproducen las neuronas que también beben del alma. Y entonces la saliva baja y sube por la espalda. Y las manos abrazan esa hermosa manera de existir.

Reflexión del segundo día

Ver en su rostro la seguridad de su relajo cotidiano lo único que hacía era hacer de esto algo un poco más objetivo, algo más real. Suave al tomarlo, así como ajena, con la extraña tranquilidad de aquellos cuyo corazón es un fruto sano. Su rostro serio y calmo hacía de su cuello un trozo de piel apetecible. Y sin embargo la franqueza de sus ojos movía también la comprensión más arriba de su boca obligando a la suavidad y la cortesía. No sabía si no temer a ser sincero, a ser franco, no importa si no es lo correcto. Su relajo y mi ansiedad vista fruir en el aire algo de verdad dejaron en los granos de la arena y el polvo del cobertor. Nadie estuvo mal. Ninguno quiso escapar. Había que saber esperar. Sus brazos percibidos suaves y forzados. O forzosos pero limpios y callados. Suaves a las manos que sólo deseaban pasarle por encima. Toda grieta es parte de la belleza de la sonrisa que encanta tallada a ese respiro de mujer. Hubo ratos que en la imagen que uno dibuja de los pensamientos vi