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Mostrando entradas de abril, 2013

Caminatas

La vida pareció oscurecerse en la adolescencia. Eran diarias caminatas de escape. Ingestas. Dosis varias. Éticas revueltas y manoseadas. Educado hasta por ahí no más. Y solo. Casi siempre. Hubo amigos. Había. Los hay. Pero solo. Estaba solo. Y cometía errores cada dos minutos. Todos desaciertos de los cuales no tenía con quién conversar. No tenía objetivos. No tengo muchos hoy tampoco. Mis padres ya no estaban juntos.

Prohibición

¿Y si estuviera eso prohibido? Eso que ella y yo queremos que suceda de forma lenta y gradual. Con más cariño que locura. Hasta que cada cuerpo no pueda más de ansiedad. Hasta que el corazón de uno le pertenezca al otro. Hasta el día en que juntos podamos caminar de la mano en veredas concurridas sin importar las miradas y los juicios. Solo porque existimos. Solo porque me gusta su vida y a ella lo que pienso. ¿Está eso prohibido? Porque de ser así, una vez más, nada me va importar. A mí al menos. Tampoco a ella. No sé a los demás. Y es lo que menos me aterra. Me va encantar que no piensen bien y todo lo encuentren mal. Me agradará la irreverencia que se nutre del amor. Los actos reñidos que no caben en sus mentes llenas de moralina. De esa extraña intensión de no dejar vivir ni soñar. Quiero despertar y ser nuevo. Algo nuevo. Alguien nuevo. Quiero tomar la mano de esa mujer que se presenta frente a mí como la última entrega del destino. Y decir a ella que a su

Junior... trascendental

Mis compañeros tenían gran simpatía por mi papá. Me lo pedían para ellos. Decían que era el mejor papá. Yo estaba de acuerdo. Le llamaban junior porque es más bajo que yo. Mi casa paulatinamente se convirtió en la sede. Nuestra sede. Y mi pieza –como estuviera- en el cuartel general. En espacio para la previa de todas las salidas. No sé qué hubiese hecho sin mi papá. Se transformó en un imprescindible y trascendental. La persona más importante de mi vida. Era tal su buena onda que los sábados por la noche él salía –como tenía plata- y me dejaba la casa para estar con mi polola. Era un acuerdo. Como a las cuatro de la mañana me llamaba para ver si ya podía llegar. Yo respondía en pelotas fumando en mi cama.

Papá y mamá

Ellos, mis padres, tuvieron sus momentos. Sé que él la conquistó con poesías escritas a máquina. Ya entrados sus treinta años mi padre se enamoró. Por primera vez. Y única tal vez. Ya había tenido un hijo antes y muchas mujeres a su haber. También viajes y cuanta aventura podía albergar un tipo solitario que vivó solo desde sus dieciséis años. Sé también que mi madre ganó una apuesta a su mejor amiga de aquel entonces. ¡Qué saben de seriedad! Y dado eso, atinó con el amor de su vida. Creo. Ella tenía diecisiete, él más de treinta. Ella vivía con su familia. Ella quería escapar de su familia. Él vivía solo. Él también quería escapar. Quería escapar de su propia vida.

Historia de la locura

Para ellos, yo era el manicomio entero.   "UNA TARDE, estaba yo allí, mirando mucho, hablando poco, escuchando lo menos que podía, cuando fui abordado por uno de los personajes más raros de ese país, al cual Dios ha dotado de bastantes extravagantes. Era un compuesto de altivez, bajeza, buen sentido y sinrazón." En el momento en que la duda lo enfrentaba a grandes riesgos, Descartes tomaba conciencia de que no podía estar loco —aunque reconoció aún durante mucho tiempo que todas las potencias del mal y hasta un genio maligno rondaban alrededor de su pensamiento—; pero en tanto que filósofo, y teniendo el propósito resuelto de emprender el camino de la duda, él no podía ser "uno de esos insensatos". El Sobrino de Rameau sabe bien —y es lo que lo hace obstinarse en sus huidizas certidumbres— que está loco. "Antes de comenzar, exhala un profundo suspiro y se lleva las dos manos a la frente; en seguida, vuelve a adoptar un aire tranquilo y me dice:

Autonomía

Cierta vez llegó un tío. Uno de sus hermanos. Venía de Valparaíso arrancando de un robo que cometió. Se vino a ocultar al norte. Bien lejos. Y ahí se hizo el huevón. Llegó como de visita y se quedó cincos largos años. Con esto, mi posición en casa fue aún más desventajosa. Se coludían y se potenciaban. Eran dos adultos sin educación contra un adolescente en proceso educativo. Qué saben de carácter. Jamás me hicieron cambiar de parecer y menos doblegarme. Estaba solo y solo me defendía. Lo que me hizo sentir orgulloso de mi autonomía. No soporté mucho todo esto. A él no lo hablaba. Y cuando lo hacía, trataba de evidenciar su ignorancia. A ella con suerte la miraba. La odié. Lo reconozco. Hoy ya no, pero me cae mal. Eso nunca cambió.

Casa de hombres

Vivir ambos solos era cuestión de períodos. Cada cierto tiempo él aparecía con una polola. Hubo muchas, la verdad. Cuando una de ellas congeniaba se iba a vivir a la casa. Entonces el hogar se transformaba. Asumía la mano de una mujer. Aparecían los colores y los objetos perdidos. Salían los platos sucios bajo la cama y la loza ya no se acumulaba. Ambos éramos felices con una mujer en casa. Yo trabajaba menos y mi padre tiraba seguido. Hubo una navidad en que coincidieron su polola y la mía. Fue una manifestación. La mía armó el árbol y la del hizo la cena. Qué saben de machismo –pensé yo. Solo me tuve que bañar y abrir los regalos. Cuando mi padre terminaba su relación, la casa volvía a ser un descuido. Él almorzaba afuera. Yo aprendí a cocinar. Cada sábado al medio día, luego de entrenar, lavaba nuestra ropa en lavadora semiautomática y la enjuagaba en la tina. Con eso mi conciencia se tranquilizaba. Nunca hubo nana ni empleada.

Crítica musical

Banda: Knob Género: Electrónica Ciudad: Iquique La música suena, pero pocos bailan. La música es buena, pero ellos esperan discoteca. Asumo que todo mal, pero es parte de la carrera. Me gusta Knob –Álvaro Flores y Diego Balbontín- porque aperra , se la banca. No tranza. Álvaro habla siempre de los primeros años, las primeras fiestas donde nadie iba. Se nota orgulloso. Es enfático. Siente que ha educado audiencia. Que han instalado estilo en Iquique, una ciudad donde escasea. Eso se respeta. La música de Knob es elegante, rebuscada, de culto. Exige gusto en quien la oye y la baila. En provincias tercermundistas, como ésta, eso es una luz en la caverna. Ellos asumen esa responsabilidad. No la sueltan por fama o por plata. Lo cual se admira y agradece. Todo extraterrestre lo capta.

Cita Eduardo Galeano: Democracia Corinthiana

Pero, ¿ha sido siempre así? Vale la pena recordar, ahora, una experiencia que ocurrió en el país de Scolari, hace no más que veinte años, todavía en tiempos de la dictadura militar. Los jugadores conquistaron la dirección del club Corinthians, uno de los clubes más poderosos del Brasil, y ejercieron el poder durante 1982 y 1983. Insólito, jamás visto los jugadores decidían todo entre todos, por mayoría. Democráticamente discutían y votaban el método de trabajo, el sistema de juego, la distribución del dinero y todo lo demás. En sus camisetas, se leía Democracia Corinthiana. Al cabo de dos años los dirigentes desplazados recuperaron la manija y mandaron a parar. Pero mientras duró la democracia, el Corinthians, gobernado por sus jugadores, ofreció el fútbol más audaz y vistoso de todo el país, atrajo las mayores multitudes a los estadios y ganó dos veces seguidas el campeonato local. El futbol a sol y sombra y otros escritos Eduardo Galeano (1995, pp. 73 – 74)  

Cita Eduardo Galeano: Los dueños de la pelota

La FIFA, que tiene trono y corte en Zurich, el Comité Olímpico Internacional, que reina desde Lausana, y la empresa ISL Marketing, que en Lucerna teje sus negocios, manejan los campeonatos mundiales de fútbol y la olimpíadas. Como se ve, las tres poderosas organizaciones tienen su sede en Suiza, un país que se ha hecho famoso por la puntería de Guillermo Tell, la precisión de sus relojes y su religiosa devoción por el secreto bancario.  Casualmente, las tres tienen un extraordinario sentido del pudor en todo lo que se refiere al dinero que pasa por sus manos y al que en sus manos queda. La ISL Marketing posee, al menos hasta fin de siglo, los derechos exclusivos de venta de la publicidad en los estadios, los filmes y videocasetes, las insignias, banderines y mascotas de las competencias internacionales. Este negocio pertenece a los herederos de Adolph Dassler, el fundador de la empresa Adidas, hermano y enemigo del fundador de la competidora Puma. Cuando otorgaron el monopolio de e

Cita Eduardo Galeano: El fanático

  El fanático llega al estadio envuelto en la bandera del club, la cara pintada con los colores de la adorada camiseta, erizado de objetos estridentes y contundentes, y ya por el camino viene armando mucho ruido y mucho lío. Nunca viene solo. Metido en la barra brava, peligroso ciempiés, el humillado se hace humillante y da miedo el miedoso. La omnipotencia del domingo conjura la vida obediente del resto de la semana, la cama sin deseo, el empleo sin vocación o el ningún empleo: liberado por un día, el fanático tiene mucho que vengar. El futbol a sol y sombra y otros escritos Eduardo Galeano (1995, p. 15)