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Pineal

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Sucumbir

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¿Y qué significa entonces...? Morir Salir, fugarse, irse de aquí Ser llevado El último respiro  La sombra eterna o la gran luz El destello brillante del paraíso o la puerta a  las vidas restantes Morir con gloria y respeto Con fuerza, con pasión En medio de una pelea por tu mujer Morir por tu familia... 

A Song for You

I've been so many places in my life and time I've sung a lot of songs I've made some bad rhyme I've acted out my love in stages With ten thousand people watching But we're alone now and I'm singing this song for you   I know your image of me is what I hope to be I've treated you unkindly but darlin' can't you see There's no one more important to me Darlin' can't you please see through me Cause we're alone now and I'm singing this song for you   You taught me precious secrets of the truth withholding nothing You came out in front and I was hiding But now I'm so much better and if my words don't come together   Listen to the melody cause my love is in there hiding   I love you in a place where there's no space or time I love you for in my life you are a friend of mine And when my life is over Remember when we were

Un hogar

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Ver una niña jugar desde pequeña. Ensanchar el pecho y el cuerpo para soportar. Ser más fuerte. Más grande. Volar. Nada más. Volar. Sacar de la carne el dolor. Ver colores y no más sombras. Luz y solo luz. Como las mañanas. Fluir como las cortinas al viento. Estirar el rostro y dejar que esa fuerza sutil llene cada poro. Cerrar los ojos y sentir el suave golpe en los párpados. Como si aletearan miles de pequeñas mariposas en medio de un jardín donde estás sentado mirando el mar y la inmensidad del horizonte. En esas imágenes están los cuerpos del padre y de la hija. De espaldas a los ojos. Mirando desde un ventanal las estrellas y esa forma aún más grande que llaman la Chakana. Ella mira desde un costado. Es la mujer. La compañera. La dama que se ama en las mañanas y nunca se deja de agasajar.   A lo alto está el sol que apunta sus rayos a un hombre que sube con alas al encuentro del calor que lo haga estallar. Y todos se hayan vivos llenos de amor baj

Trozo de bienestar

Sucede que al caminar se respira. Ves alrededor y respiras más fuerte. Observas y ves poesía. Ves fotografía. Ves imágenes que salen de películas. Ves música que acompaña esa vista. Eso que parece bello solo por existir en ese lugar. Y así tienes minutos de alegría. Cierta felicidad que mantiene en pie. Trozos de imágenes que se enlazan al cerebro y que sirven de color y forma a los pensamientos. Y la música siempre está en la cabeza aun cuando no vaya pegada a los oídos. Solo bajo al agua. Solo en las calles. Solo bajo el sol. Y recuerdos que vienen a desechar las ganas de morir. Proyectos que atesoran anhelos. Latidos que reviven la conciencia vital. Solo momentos. Minutos pequeños en una vida pasajera que se extiende más de lo que se puede aguantar. ¿Qué haríamos sin una mente creativa e imaginativa? ¿Qué haríamos sin esos mundos paralelos que solo son reales en la propia vida? Rollos les llaman. Y tal cual son. Son películas. Son imágenes musicalizad

Mentiras

Miento. Miento mucho. Miento caleta. Miento todo el tiempo. Miento a todas las personas. O a gran parte de ellas. Miento. No lo siento. Miento por sobrevivencia. Por tener pocas ganas de hablar. Miento por cuento. Por discurso. Por perdurar. Miento una y otra vez. Mentí a mis padres. He mentido a mi hija. Seguiré mintiendo cada vez que alguien se acerque hablar. Mentiras. Eso ha sido. Grandes y pequeñas. Mentiras que brotan de una boca acostumbrada a mentir. A mentir para estar en vida en una ciudad. Mentiras. Mentiras de un mentiroso. Mentiras de un avergonzado. Mentiras de un ente urbano que sabe decir aquello que se debe escuchar. Mentiras. Nada más. Mentiras. Solo mentiras que muchos creen son verdad. Miento. Miento todo el rato. Miento todo el tiempo. Miento y construyo un lugar donde habitar. Miento y construyo una familia virtual. Miento y no siguen preguntando. Miento y se dan por enterados. Miento y miran con admiración, pesar o insatisfacción. Y miento. Miento a

Oración II

Irremplazables

Qué saben de volar. Dicta el corazón. Si solo los extraterrestres lo pueden entender. Siempre he seguido a mis amigos. No importa cuánto duren por la vida. Los sigo y los banco a muerte solo por haber dejado algo en la memoria. Por ser de esas personas que no se pueden olvidar. Recuerdo a Malebrán. Irreverente poeta punk. Vocalista de “Huevos con Tomate” [1] de Hospicio. Rockero de corazón y un desadaptado. Siempre contrario. El sistema nunca se sostuvo en sus palabras y sus letras. En todos sus actos portó siempre la contracultura. Grande Malebrán. Recuerdo ese día en pleno servicio militar (SMO). Ambos, él y yo podridos en medio de tanto grito y bajo pensamiento. Recuerdo que dormía plácido en una litera ordinaria. Con un tremendo dolor de pies. Y de pronto un agradable humo de marihuana me despertó en medio de la noche. Al abrir los ojos pude ver quién era. Quién otro sino Malebrán. El soldado raso más adicto que he conocido. Me mira fijo. Despliega

Pasa películas

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Pena. Rabia. Decepción. Autodecepción. La sonrisa irónica que se viste de heroína. Más bien de húsar urbana y melancólica. Un desastre. Internas rupturas sin tiempo. Anacrónicas. Que se impregnan del pasado y de todo lo que aún no sucede. Un presente moribundo. Suicida. Eutanásico. Un enfermo personaje de lúgubre cine. No dentro de una pantalla. Sino solo en el lugar de exhibición. Sentado. Pegado. Hambriento e inmóvil. Triste y atemporal. La miseria de amable rostro. De cerebro cultivado. Apagado también. Tal cual en una tarde que oscurece. En una calle transitada. Dentro de un galpón hecho sala. Hediondo. Pulguiento e independiente... El lugar. Eterno el sonido del mar, la mar. Constante. Rítmico. Un pulso. Un respiro. Vital. Natural... bella película...

Cinépata

Sí. Me lo gané. Fui honesto. Gané por ser un personaje de Fuguet. Un hermoso perdedor en una urbe maloliente. Se habían olvidado de mi triunfo. Soy de provincia. Y no pertenezco a Chile... perdón, a Stgo (SCL). Pero escribí. Fui honesto. Y lo enviaron. Lo gané. Gané el libro "Cinépata" y el DVD de "Música Campesina". Lo enviaron por Correos de Chile un miércoles. Me llamaron un jueves porque no había nadie en la conserjería del edificio. Yo señalé ir a buscarlo ese día en la tarde. Y no lo hice. Me llamaron un viernes porque no había nadie en la conserjería del edificio. Yo señalé ir a buscarlo por la tarde. Y lo hice. Pero no estaba. "Está en reparto", dijo una joven medio gordita. Y agregó, "venga el sábado por la mañana". Llegué el sábado en la mañana. Y una señora adulta algo fea me dice "el del camión de reparto dijo que lo dejó en su trabajo". ¿Qué? "Lo dejó con la señora Brenda Vargas". ¿Quién?

El último ventanal

El molesto estado divertido y común. Aquel del cual escapo y vuelvo. Esas balas internas que quieren dejar el pecho. El estómago tenso por el temor a vivir. La imposibilidad de respirar. No tener la mente clara. Fría. Vacía para incorporar nuevas cosas. Repaso haber muerto subiendo las escaleras de una consulta médica. A cada paso hacia arriba apagaba algo más la vida. Era una clínica. Un clandestino donde se abortaban los hijos de las parejas dispersas. Esas que no saben decidir. Que no construyen nada. Todo lo dejan atrás y lo hacen real en sus penas y recuerdos. Y así estoy. Solo sin nadie alrededor. De ninguna edad. De ninguna especie. Así tal cual los últimos treinta y tres años. En sillones ajenos mirando lo que pueda del mar. Soñando irme en él. No despertar más. Avergonzado por no entender el mundo. Por no tener éxito en él. Por haber sido nadie quien hubiera querido. Las fuerzas son externas. Solo las aplico para no verme tan mal. Para no ser el punto de vis

Al irse por la noche

Quisiera que nada de esto fuese pasajero. Que todo guíe a estar juntos. Ser el pololo de esa mujer. Su pareja. El hombre de su vida. Quien la cuida y le hace el amor. Quien aprende a dar los besos que a ella gustan. Quien la conquista y gana su confianza. Su vida. Su pasión. Su corazón.    

Tres nombres de una estrella

Algo es en todo su ser. En su piel y en su aroma. Un imán que afecta directo mi pensamiento. Mi corazón. Mi cuerpo entero. La quiero. Lo sé. La sigo desde años. Viéndola crecer y ser mujer. Transformarse en la bella estrella que es ahora y que sigue su curso eterno hacia la gran luz. Su luz. Su vida. Su sueño. Es hermosa. Clever   más que cualquiera. Inteligente y certera. Me atrapa. Me envuelve. Hace que por vez primera sea yo quien siga a mi mujer. A quien quiero de mujer. De pareja. De compañera. Su mirada es limpia. Su boca suave como el viento. Todo su color es la obra ideal que anima a ser admirada. Cautivada. Engrandecida. He cultivado su belleza en mi mente y mi corazón. Aguardando días enteros de sueños libidinosos y tiernos.   Soy para ella. De sí. Para su sonrisa. Para su ironía. Para su protección y su libre caminar. Para cada pregunta que tenga y todo apoyo que necesite. Amada mía. Niña que llena de fuego el corazón. Cómo no he de seguirle si

Secuencia Bellavista

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Hermosos perdedores

Así entonces. En un sillón mirando fijo más allá de la ventana. Hacia la playa. Hacia las rocas que absorben el mar. Pegado. Noctámbulo. Ensimismado en imágenes mentales. Virtuales y recuerdos. Atravesando preguntas que se repiten cada año. Que aún no tienen respuestas. Que volverán a aparecer en veinte o treinta años más. Sin dinero en la cuenta. Ninguna propiedad. Sin vehículo. Pocas ropas y zapatillas hermosas. Mochilas varias. Libros leídos y otros despojados. Calcetines a medio gastar. Poleras y más poleras que por temporada a veces caben bien y en otras mal. Situado en tenso relajo. Más bien una pereza urbana sin excusas que subrayar. Solo observando. Sintiendo emociones sin paisajes. Solo viendo jóvenes surfear. Otras bañarse de sol y algunos tomando cerveza. Aquel el del sillón. Otro bello perdedor de la ciudad. Quien nunca ha trazado objetivos. Quien solo a procedido a realizar. Actuar donde esté y donde caiga. Acompañado a ratos. Solo la mayor parte de la r

Bellavista de estrellas

Escribir me salva. Sobre todo en noches como esta. Noches en las que te despides del mundo. Porque éste no te entiende. Porque tú no lo entiendes a él. El mar que suena y se mueve parece el único respiro. Y además eterno. Arriba no se ven estrellas. Pero sé que están ahí. Un poco más allá brillando. No basta solo con soñar. Pero me es inevitable hacerlo. Así es como mejor se siente. Pensando que la vida es un sueño. Sí es un sueño. Y que en ella se puede sobrevivir soñando. Porque de otra forma nada podría ser. Siempre faltan respuestas. Confiar en porque algo se siente, entonces está bien. Que por sentirlo es tan real aunque no se pueda ver. Y sé que ella está ahí en algún lugar. Más allá de las luces. Tal vez duerme. Tal vez no. Pero está como las estrellas. Brillando aunque no se puedan ver. Miro hacia el mar y solo de ella me acuerdo. En ella pienso y espero que esté bien. Viviendo sus sueños. O durmiendo con ellos.

Test response

Por qué me excita tanto verla. Tenerla frente a mi alejada por circunstancias. Por decisiones. Esos labios. Esa piel. Esa espalda con pecas y lunares. Desembocando en su hermoso trasero parado. Aguardando debutar. Pidiendo amor y gimiendo dolor. Su boca siempre seca. Salina. Soleada. Besaba con ansiedad y chupaba con desesperación. Fue un amor. Una pasión. Una puerta siempre abierta a los mejores desayunos y apariciones clandestinas. La amé. Mucho. La amé. La poseí. Fui su hombre. Su guardián. Su dueño. Nunca dijo que no. Cumplió mis deseos. Posó para mí. Me respetó. Sacó mis pelos de sus recovecos. Se puso de rodillas y me pidió perdón mientras me besaba a la mitad mirando hacia arriba. Bella puta. Hermosa perra. Sumisa diva de manos grandes y furiosas. Nada de nuestros cuerpos quedó sin disfrutar. Y solo un día ya no estaba. Se retiraba en medio de mi rabia y cierto dolor. No fui el primero en su boca. No en su vagina. Sí en todo lo demás. Ella hizo de sus

La estrella que salva de las hormigas

Siento que me salvo de las hormigas [1] cuando pienso en ella. Por eso lo hago. Por eso quiero siempre en el día estar con ella. Es decir, no físicamente con ella. Pero con ella. Caminando sobre la piel y el pelo. Espero ser salvado. Es una estrella de tres nombres. Luz que envuelve el mundo. Piel que huele tan rico como el lugar donde nació. Ella hace hermoso el espacio. Feliz me siento. Nada es pasajero. Es eterno. Viajando años tras el origen de sus nombres y el largo de su pelo. Pequeña y brillante. Diamante. Estrella. La veo desde la cama y el ventanal. Sobre la cama junto al ventanal. Apretando con sus manos mi espalda. Solo ella y yo en ese lugar. Viéndola de noche en secreto. Hasta que avance el tiempo. Hasta que una urbe se pueda enterar. Dientes contra labios. Manos en la piel más arriba del estómago. Ella sobre mí. Meciéndose. Mirando hacia abajo. Yo hacia arriba. Disfrutando de su olor en la nariz y la boca.   [1] Hormi