Giro imperecedero
En medio de un torrente positivo, una búsqueda de amor y origen, no cesa el golpe de las olas ni el azote de las memorias. Es bello cuando ello no implica una caída, sino más bien otra vuelta al espiral, un giro más en la majestosa danza cósmica resistiendo el embate de la cultural inmoral y corrupta. A veces uno no solo vuelve al origen, sino también a los destierros. En ocasiones nos asalta la congoja y un susurro intenso. Un tambaleo en momentos donde no es posible dudar ni aferrarse a la gravedad. Sin embargo, todo ha de ser parte de los ciclos, de hecho lo es. Procede el aguante y ejercicios como este de acercarse a la creatividad. No sé exactamente por qué escribo. No sé exactamente nada de la vida, ni la mía ni fuera de ella. Manifestarlo se trata de un escape, un ducto o una salida, un agujero negro hacia donde tener tranquilidad. Hay días en que clavo una parte más de mis significados en letras cuya existencia me es grata. Como que me salva, me sostiene, me aferra. De algo ser