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Mostrando entradas de mayo, 2016

Egoísmo

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De soledad y arrogancia. De eso habla esta historia en los últimos días. No han pasado más de cuatro meses y parece ya toda una vida. Más que amor, hubo cansancio. Más que pasión, ganas de protección. Era como amor de niños. Como adultos buscando relajo, comprensión y calor. Hubo días sanos y hermosos. Hubo noches enteras de frustración. Un odio expandido de cuajo por pechos rotos y ojos aturdidos. Todo tan extraño. Una intensidad que se desbordó. Tanto cariño que partió de miedo los cerebros, los deseos, los sueños. Todas pesadas lágrimas de dolor. Un amor que amplia. Un corazón que late por la vida, por el ser humano, por personas distintas. No es un corazón que posea, sino que anda así de pasión por la vida. Ama la vida, no una persona en particular. Y amar es loable y no querer acompañar un derecho de cobardía. Egoísmo absoluto, privilegio individual. Se trata de enrollarse para no integrar. Para no acoplar, para no estar ni acompañar. Y de eso el amor no se trata. No se

Temporal

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Torbellinos. Jirones de tierna divinidad. Recovecos de locura, de brillo neuronal. Huracanes de miedo de los que no quedan registros. Suspiros acuosos, arrugas, sesgos. Ojos rojos de sueño y despecho. Tristeza pura de tiempo eterno. Vistas al mar, gusto a vino y desenfreno. Al borde, cada día más. O cambio o muero. O vivo o me escondo en la oscuridad total. Días de densa locura existencial. Palabras punzantes, daños, gritos, personas que lloran en desmedro de amar. Exorcizado o en vías de expirar. Bellos son los ojos vigilantes de un gato incondicional. Un amigo más real que los latidos sin sentido. Un compañero de los días que no quieres mostrar.   Lo que fue en un momento armadura, hoy es amargura. Abandonos de pies mojados en el mar. Pena, rabia, miedo, inseguridad. El origen de las lágrimas que dejan atrás la decencia, la bondad, la sutileza. Quiero soltar, dejar de dañar Ser uno bueno en el jardín de la existencia.

Trayectorias pseudo-significativas

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1 Hombre, 26 años Comet ió el error de adaptarse a vivir así . H acerse el huev ón, dar la razón a los demás , a todo lo que algo pudieron decir. No se hizo cargo de nada . No aprendió nada, nada completo, nada que importara : ni historia, ni lenguaje, ni artes, ni ciencia, ni matemáticas, ni emocionalidad, ni sexo, ni espiritualidad, ni religión, ni oficio, ni deporte, ni vocaci ón, nada . Todo lo hizo solo porque estaba ahí, porque andaba por ahí, porque ahí le tocó estar y debía hacer lo más simple, l o preciso y luego salir rápido, huir.   Dej ó a su madre porque era pesada, mala, estúpida y triste . Porque –ahora se daba cuenta - era igual a él. Porque su depresi ón cotidiana caía mal, aturdía, acomplejaba. Le molestaba que ella no tuviese un poco de fuerza, que siempre sintiera que estaba enferma, que se iba a morir, que algo le iba a pasar . Y que, además, descargase tod