Egoísmo
De soledad y arrogancia. De eso habla esta historia en los últimos días. No han pasado más de cuatro meses y parece ya toda una vida. Más que amor, hubo cansancio. Más que pasión, ganas de protección. Era como amor de niños. Como adultos buscando relajo, comprensión y calor. Hubo días sanos y hermosos. Hubo noches enteras de frustración. Un odio expandido de cuajo por pechos rotos y ojos aturdidos. Todo tan extraño. Una intensidad que se desbordó. Tanto cariño que partió de miedo los cerebros, los deseos, los sueños. Todas pesadas lágrimas de dolor. Un amor que amplia. Un corazón que late por la vida, por el ser humano, por personas distintas. No es un corazón que posea, sino que anda así de pasión por la vida. Ama la vida, no una persona en particular. Y amar es loable y no querer acompañar un derecho de cobardía. Egoísmo absoluto, privilegio individual. Se trata de enrollarse para no integrar. Para no acoplar, para no estar ni acompañar. Y de eso el amor no se trata. No se