Sí
Sí, son días mágicos que deben perdurar. Son los mejores días en muchos años de existencia. Había olvidado la conexión emocional que el aroma de la piel puede provocar. Es la mejor forma de naturaleza. El estado de satisfacción vital. Estar enlazado, abrazado, con el corazón latiendo más de lo normal. Así se había sentido todos estos meses, todas estas semanas. En el amor que se genera cuando alguien te gusta, te enternece, te calienta y te da rabia, todo de una sin poderlo evitar. Ahora que no estaba ella, podía pensarlo, repasarlo y conmensurar. ¿La quería? Mucho. ¿La respetaba? Sí, por completo. ¿La admiraba? A todo momento. ¿La amaba? Lo estaba haciendo. No temía asumirlo. ¿Estaba enamorado? Mucho, tal vez ‘hasta las patas’. Y lo mejor de todo, no le disgustaba estar así, hasta lo disfrutaba. Una extraña sensación de amor incondicional lo poseía. Nunca ha sido un hombre infiel, pero esto era devoción. Al querer se aferraba y estaba aferrado a su presente. Siempre quiso en ri