Marcas
Eran muy pequeños para tamaña pasión, se suponía. Parecían convencidos. No del amor, sino de demostrarlo. Enamorados y ansiosos. Asumiéndose solos en el mundo. Como atados por un hilo, una fuerza. Recibió un llamado extraño. Era ella, pero hablaba distinto. Parecía dormida o borracha. Se preocupó. Si él era intenso, ella estaba más allá de la media. Salió rápido a la calle, tomó un taxi y pidió prisa. El chofer algo captó. Preguntó si estaba bien. Respondió señalando que se trataba de su novia. El auto aceleró. La puerta estaba abierta, no había nadie. Todo estaba apagado. Habló y nadie respondió. Subió al segundo piso. Entró a su pieza. Ahí estaba ella, desnuda, llorando sobre la cama. Tenía un tatuaje nuevo en la espalda y había una botella de gin bajo la almohada. El tatuaje era precioso. Sintió pena, aunque también admiración. Su novia tenía quince años, se había tatuado, estaba ebria y tenía una crisis. Tenía vida y carácter. Tomó las cobijas, la tapó. Ella saltó a abrazarlo. L