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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Actualidad

Cómo no va ser peor una cárcel. Si te juntas con los malos, malo te pones. En cambio, si te mezclan –o mezclas- con buenas personas, algo mejor puede ocurrir. Pasa en el  fútbol , pasa en la escuela: la segmentación de rendimientos lleva a bajar los mismos, mientras que la integración mejora los malos resultados. No segmentación. Vida a lo público, lo colectivo, lo compartido. Ciertos grupos liberales y conservadores insisten en reproducir la diferencia. No quieren educación pública, no quieren nueva constitución. Mal educados entonces. Pero igual hay que integrar a los señores.  Cómo no va ser mala la educación chilena. Basta con interpretar el análisis que hace(n) la(s) derecha(s). Mal educados ellos que, se supone, tienen la mejor educación. No entienden nada de educación cívica, humanidades y ciencia social. En Tarapacá: -       El peor promedio Simce del país… educación -       El nivel de victimización más alto del país… pobreza y delincuencia -       Una d

Mentiras culturales

¾   Mentira eso de querer un hogar. No todos lo quieren. Puede ser, pero no es central. ¾   Eso puede ser mentira. ¾   Cómo. Tampoco es cierto eso de criar hijos. Estás loca. Ya fue. Se cerró. No hay autos ni servicios. Sin dividendos. Menos cuentas que pagar.   ¾   Mentira. Mentira tras mentira.      Los interrumpió el volumen elevado de un spot decadente en la televisión. El miró la pantalla y luego prontamente perdió la vista en el horizonte. El vapor del café parecía inspirarlo o evocar algo. Entraba en su nariz y eso ampliaba sus ojos.    ¾   Solo quiero una voz suave que gima y se queje al viento que mueve las cortinas blancas. ¾   Jaja! Me diviertes mintiendo y más encima soñando. ¾   No importa cuándo ni quién sea, solo que sea bella y que haga sudar su espalda. ¾   Ok. Bueno, tal vez. ¾   Nada más interesa en esta vida de ridículas certezas. ¾   Eso sí que es mentira. ¾   Solo polvos que tirar.   ¾   Te lo acepto, pero… ¾   Solo ojos que brillan, pe

Opciones cartesianas

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Hasta religiosas...

Ídola

Esperando su olor. El color moreno de su piel. La textura de sus piernas y sus pechos que atraviesan mi ansiedad. Imagino su húmedo sexo invadido de mi respiración. Saco los sonidos de su alma. Sus gemidos de miedo, dolor y placer. La quiero para mí. La quiero poseer. Es una locura hecha mujer. Deambulante de brazos extraños y enfermizas distorsiones. Es deseada por la manada en plenitud. Y todo macho quiere saborear su espalda. Pero es mía esta vez. Se lo haré saber. Le haré el amor como la hembra que es. Como la fémina sin destino que se lleva el flujo de la sangre. Abro sus piernas. Huelo y me entierro. Saboreo como la última vez de una vida. Con el nervio apretado de la pasión en descontrol. Sus brazos hacia ambos costados. En amplia entrega y sumisión. Su cuello es mordido y humectado. Sus ojos son clavados en la embestida de un corazón que hoy se enamoró. Ídola de sangre caliente. Niña de senderos díscolos. El estilo de tu caminar tiene mis visión pegada a tu cintura

Criminalidad

El problema es que no me gusta pensar. Que estoy mal educado. Que mi familia es disfuncional. El problema son los hábitos. La niñez. La escalada de elementos sin aprender. Son las torturas de una madre y la permisión de un papá. La soledad de los miedos y las inseguridades. La tierra seca y las rodillas manchadas de sangre. Y en ese contexto no para el tiempo ni espera la historia. Solo tienes que crecer. Aferrarte a una adaptación sometida. A un andar impuesto y distorsionado. A los conocimientos y modales. A las horas, los plazos, las responsabilidades. A todo aquel que ve en un respiro un árbol que enderezar. A las órdenes de los frustrados y la alegría de los desconocidos. Y ahí estás creciendo en purgatoria. Entre olores de comida de casa y mala música que suena de la radio. En un patio lleno de cajas. En techos bajos y maderas gastadas. Las malas palabras se reproducen en la acera. Y suenan sirenas. Corren ladrones. Escapan hijas con hijos adentro. Se ahorcan viejos heri