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Mostrando entradas de enero, 2014

Gratitud salada

El agua escurre desde la cabeza hacia abajo. Es fresca, tibia y suave. Cierra los ojos y su mente dibuja el mar. El nacimiento de una ola. Ve una pared de agua salada. Bella y peligrosa, como una dama. Viene hacia él. Lo busca y él a ella. Se entrega a su destino y su fuerza. Lo hace con miedo, pero con deseo. Quiere saber de qué está hecho, qué tan valiente puede ser. Se posiciona, rema, cae y se desliza. No sabe si saldrá. Si escapa es feliz. Si no, será una buena forma de morir. Abre sus ojos y todo ha pasado. No ha perdido ni ha ganado, solo se trata de sonreír. Sabor a sal y luz de color azul/verde entra en sus sentidos.  El día se termina. Mañana buscará su felicidad… otra vez… hasta encontrarla…        

Frente al Faro

Sí. Aún busco. Sí. Aún no encuentro. No estoy. No siento. He pasado días mirando el televisor apagado. Me paro y miro por la ventana. Son nueve pisos y se ven pocas personas en la calle. No dolería mucho –pienso. Digan lo que quieran. Preparados no están para entender lo que escribo. Lo que escriben quienes escriben. Tropa de adaptables adaptados. Cúmulo de personas felices que han hecho de su vida un montón de fotos para publicar. Los odio. Te odio. Me odio. Quién dijo que podría sonreír solo haciendo lo normal. ‘Estudias y serás alguien’, ¡pico! ‘Trabaja para que tengas lo que quieras’, ¡pico! ‘Sigue tu corazón…’ ¿Qué es eso? ‘Tira pa’ arriba’, ‘siempre pa’ adelante’… ¡Váyanse todos a la concha de su madre! Sí. No soy feliz. Lo soy a veces. A ratos. Sonrío y callo. Camino y observo todo aquello que no siento. Que no soy. Que no tengo. Y cuando pienso en eso me da un poco de asco. Me arrepiento, temo y me quiero ir de este lugar. De esta vida en realidad. ¿Cuándo

El Cosmonauta

Universo-navegante. En la nada dentro de lo urbano. Orbitando en la nada. El Cosmonauta. Solitario. Inteligente. Desadaptado y obsesivo. Orbita en la urbe. Orbita en la nada. Da pasos sin rumbo. Observa sin destino. Fue el mejor de su promoción. La nota más alta de la estación espacial. Su expedición a Júpiter fue cancelada. Oculta. Eliminaron sus registros. Allanaron su casa. Escapó. Ahora es considerado un fugitivo. Vive en la urbe, en la clandestinidad, en la nada. Al menos pudo conservar algo de sus equipos. Un mixer, tornamesas y el computador. Quiere limpiar su nombre. Contar la verdad. Que el mundo sepa por qué fue cancelado. Deambula por la ciudad buscando cerebros humanos. Sabe que debe llegar a través de sus ojos y sus oídos. Solo ellos pueden ayudar. Solo ellos pueden cambiar el mundo. Su tripulación murió en Júpiter luego del accidente. Fue acusado de negligencia y asesinato. Abandonado a su suerte fue encontrado por alienígenas. Cuidado y atendido. Una vez repuest

Re/Conociendo

Tú tienes razón. Algo pasa cuando se conoce a las personas. Tú apareces y quedo desarmado. O sea, despedazado. Son molestias corporales. O puede que sean cosas buenas. No sé. Y ahí está el problema. Me siento pequeño cuando siento cosas. Como que mi cuerpo tiene menos espacio para guardar. Siento que me faltan fuerzas. Fuerzas corporales, musculares, morales. Reconozco la incapacidad de sobrellevar. Planeo crecer. Creo estar en eso. Espero. Y he tomado la vida entonces como un entrenamiento. ¿Entrenar para qué? Para cualquier cosa que pueda pasar. ¿Y si no pasa  nada? ¡Entonces muero entrenando! Entonces apareces. Siempre estás. Lo sabes. Y recuerdo cuando me advertiste sobre involucrar sentimientos cuando estás lejos. Lejos en materia, digo. Y luego tú solo dices “aparezca y envíe un beso, joder”… Y eso me gusta. Me da calor. Pero sí. Tienes razón, como que se sufre algo. O no sé. Se siente, ¿verdad? Tú me entiendes, ¿cierto? Algo así. Y eso crea problemas en la vida. En la c

La confianza

Es mi amiga. La quiero y me gusta. No es mi pareja. No la busco ni ella a mí. Pero la quiero cerca. Me gusta ella. Me interesa. Ella tiene cosas que hacer. Tiene vida. Una hija tan hermosa como ella, amigos, padres y amigas. La verdad ella me enamora. Pero el amor no está en el aire. Yo le caigo bien. Ella a mí. Compartimos, vamos a la playa. La respeto y ella a mí. No hay juicios ni trampas. Transparencia total y franqueza. Me encanta su vida. A ella le divierte la mía. Me cuenta sus cosas. Confía y eso me gusta, me tranquiliza, me hace confiar en ella, en alguien. Me río. Me anima. Es ídola.  

Desde una playa

YO HABÍA ESCRITO. Pero no estaba contando nada. Nunca me había puesto frente al papel a escribir lo que fuese como un diario. Palabras esas que se escriben como narrando o contando algo. Algo que importa. Como lo que tengo que contar ahora. Tengo de que. Me gusta escribir. El detalle sería así: mi Ídola, ya la conocerán. Mi padre, obvio. Mi hija también, creo. Mi madre no, ella nicagando. El mar y las olas. La Anto. La psicología esa y la vida que llevo. De eso escribiría. He escrito de eso. De ellos. De Esos. También lo haría de mis amigos. De Esos Otros. Lo he hecho también. Algo han visto. Poco de ello. No escribiría de todos. De Alexandra tampoco. José Ignacio Campos Navarro (en playa Cavancha tomando cervezas…)