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Mostrando entradas de marzo, 2011

El extenso vacío

Siendo así no nacemos para tener certezas. Cada duda aflora desde temprana edad. Hubo causas. Sentir que algo se vino a cumplir. Mas han pasado largos años. Y aún no es claro qué se debe hacer. Todo es participación inerte. Mover los pies en calles hechas mucho atrás. No saber nada de quienes en ellas habitan. Saludar sin hablar. Sonreír solo a mujeres por el perfume que las abraza. Afrentar la mirada de un igual. No botar miedo. Pelear. Vivir no es lo deseado. O sus formas no se hubiesen aceptado. Quien instruye asimila incluso un origen ya errado. Algo así como nacer mal. O venir fallado. –Si éste ya viene chueco- se oye decir. Y entonces se apresta a enderezar. A romper el propio ritmo e imponer un adaptado. ¡Nunca ha sido dejado un cuerpo al magno vacío! Desde su llegada es deportado. Apretujado en el cubo de risas y moral. Determinadamente encausado. Cortésmente esclavizado. Puesto en juicio toda vez que aflora una verdad. Un pie derecho es un pie uniformado. Una espalda enc

Amiga

A ella una amiga pasaría las manos por la espalda. Para luego llevarlas más adelante mientras aprieto el pecho a su columna. Y así desabotono su blusa. Y arranco lo que me separa de sus tetas. A ella mordería el cuello. Con tierna violencia. Y miraría sus ojos para verlos claros y llenos de brillo. Aún no he de besarla. Solo la quiero saborear. Pasar la nariz por distintas texturas. Sentir que respira más fuerte. Pero sin todavía quejar. Sus manos algo aprietan. Pero más muevo el cuerpo por su cama de lo que ella hace con mi cabeza. Y entonces llego a la vulva. Y de fuera hacia dentro llevo los labios, la lengua y la saliva. Raspo con barba su piel afeitada. Y me dispongo a sentirla temblar. De rodillas sobre la cama. Dando la espalda a su idolatría. Manos entrelazadas como falsas esposas. Que de igual forma la mantienen inmovilizada. Cabeza atrás. Tensa como el alma. Sudada como el muslo y la clavícula. Soportando con delirio el origen de su apertura. El intenso avanzar de un molde

La costa

Tribu de mar. Anhelado deseo. Helada pared de filosas cuchillas. Que fracturan la espalda de la osadía. Chango moderno. Chinchorro tardío. Urbano líquido. Que pelea más allá de la tierra. O se deja llevar. Arrogante hijo de variadas perras. Humano demente. Bailarín de ola densa y peleas callejeras. Ladrón de turistas. Drogadicto de primer lugar. Campeón olvidado sin lugar que fundar. Necio. Disperso. Inconstante. Inentendible ritmo de amar.

Ansiedad

Rostro sin sexo. Alma sin tirar. Una piel que de joven muestra la cercanía de su muerte. Una sonrisa que no evoca. Que no lleva a respirar. Que no deja entre sus manos la virtud de su espalda sudada. O sus piernas temblando. O su corazón en vértigo apasionado. Piel sin esporas de revolución. Como dama de casa. Solo con la vista en la televisión o la ventana. Queriendo viajar sin la valentía para hacerlo. Queriendo ser libre sin tatuar su ritual. ¿Qué rita el rito? ¿La vida de los esclavos o la trascendencia de la muerte en la propia mano? De reojo se ve pasar todo espécimen de burocracia. Aun con poca ropa no llega a impresionar. Su pelo se desmonta de la cabeza. Mientras el agua corre por sus cejas. Estira sus piernas. Endereza su cadera. Mueve su conciencia. Y entonces piensa en la felicidad. Con la elegancia de un mono de torta. Emulando la unión eterna del dios de los humanos. A través de un pederasta con voz artificial. Adulador de elites y amante de niños abandonados. ¡Esa

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Drogas sexo embriaguez batalla retorno al mundo acuático Vientre del mar Madre del hombre Monstruoso sonámbulo apacible bullente mundo atómico Anomia en la vida social. Cómo podemos odiar o amar o juzgar en el mundo marino bullente de átomos Todo uno, uno Todo Cómo podemos jugar o no jugar Cómo podemos poner un pie ante nosotros o revolucionar o escribir. Extracto ‘Los Poemas Ocultos’ James Douglas Morrison

Así habló

Primera parte De haber tres más claras son. Tres es poder. Es historia. Tres transformaciones de una conjunta. La paternal; la conyugal; la muerte. Cátedras de virtud que supone son la voz del sol. El dios del mundo. Que habla a través de sus estornudos catastróficos. Detrás del mundo está el espacio. Sombrío al ojo por su vasta extensión. Una gigante nada que un poco más allá tiene de todo. De ahí se esperan despreciadores del cuerpo humano. Turbios evolutivos venidos de esa oscuridad. Portadores de nuestro futuro occidental. Terriblemente mecánico. O biomecánico. Autómata y holográfico. Alegrías y las pasiones mezclan en la ciudad –¿podríamos llamarla McOndo?-. Sociales y telepáticas. Donde se nace-crece-tira-caga-muere. Se sube a los árboles. Y también se busca con ansia el dinero. De poder axiológico. Y futuro prodigioso. De aquellas calles el pálido criminal. Interrumpido por la ignorancia de mal aliento. Pero hecha persona igual. Iniciador de lo que habla en otras masco

Natasha en la web

Ha de ser un arte o una práctica. Una forma de vida o aquello que se ansía conquistar. En el tiempo se comprende –tal vez-. Se asimila-se tiene-se pierde. Se porta por siempre. Quizás nunca será. Tiene una explosión de base. Un químico frenesí de insectos internos por la mañana. Que hace temblar. Lleva a calentarte. Abre las aspiradoras de la piel. Mejor describir… Y golpea la realidad. Tiene un grado de belleza sentar el cuerpo sobre el cubre piso. Tener el televisor prendido de frente. La espalda sobre la cama. El computador en las manos. Chateando. Escribiendo algo que quiere ser poema. Tratando de entender la película. Sintiendo calentura por ella. ¡Por quien chateo, no por la película! No tenerla –a ella- y pensar que es mejor así. ¿Cómo no va a ser mejor estar con ella? Ha desaparecido. Se ha ido en la virtualidad de su hogar. En la llamada red de los fantasmas. Desde donde se puede apostar. A las cartas o a la vida. Pero sin mirar a la cara. Y así, la película no calie