Iquique es bodyboard

Qué duda cabe. Creo haberlo oído de una entrevista a Amaury Lavernhe, dos veces campeón mundial, cuando dijo que Iquique era una de las ciudades del mundo donde había mayor pasión por este deporte. 

El título alude al libro de Atilio Jorquera Cavada (2021), quien logró a través de un Fondart plasmar en texto e imágenes una historia magnífica que necesitaba registro y difusión. La obra viene a saldar una deuda local con este deporte. Es un aporte a la consolidación cultural de una práctica deportiva extrema que se roba el corazón y las energías de iquiqueños e iquiqueñas. El bodyboard, junto al boxeo, la pesca submarina, el sandboard, el basquetbol y el futbol, por ejemplo, son los deportes más importantes para esta ciudad.

El texto aborda el patrimonio deportivo iquiqueño: la tierra de campeones. Lema que manifiesta el carácter de la ciudad y define su identidad. Hace una síntesis en torno a la adopción de una práctica deportiva a partir de las condiciones naturales del territorio, que surge como diversión y que rápidamente toma un carácter competitivo, formativo y turístico. Asimismo, da cuenta del crecimiento generacional del bodyboard y su desarrollo cultural, su institucionalización. Algo aquí se conjuga, al parecer. Por un lado, las condiciones naturales ideales y, por otro, una identidad sociodeportiva asociada al esfuerzo, el sacrificio y la competencia.

El trabajo de investigación de Hernán Flores (señalado como fuente principal del documento) fue visionario y certero. Él, en tanto sociólogo y gran campeón local, parte de la 4ta generación, se señala, comprendió el significado que este deporte tendría para la ciudad y lo posicionó como un fenómeno social de relevancia regional. Vincular el deporte con la ciencia, social en este caso, es clave para la legitimidad del mismo y su solidez como expresión sociocultural. 

El libro es un registro fotográfico documental que abarca las cuatro décadas de bodyboard en Iquique. Se plantea desde un enfoque generacional, cultural e identitario asociado a los valores del bodyboard: hermandad, competencia, ecología, vida saludable, entre otros. Da cuenta de una historia presente, con pasado reciente y con gran futuro, lo que se agradece. Hay mérito en asumir la importancia de reportear la propia época, el propio territorio y lo que sucede mientras habitas. Es como un mandato que toda generación debe asumir: construir y dejar registro del período al cual pertenece. Eso ha hecho Atilio. Bien por él. 

La obra entrega una reseña histórica del deporte, detallando su origen, gestores, máximos referentes locales y el crecimiento global de la competencia asociada a olas de condiciones particulares, por supuesto, perfectas para este deporte. Da cuenta de sus características como estructura mundial de competencia deportiva y de los principales países exponentes, entre ellos Chile (cuyo bodyboard en general es muy respetado en el mundo) y puntualmente Iquique, como un semillero de campeones y grandes exponentes. 

La actualidad del bodyboard es pujante, vibrante, magnífica. Tiene gran proyección. Existe una popularidad indiscutible del deporte, como señala el texto, y una industria global asociada a los implementos y recursos necesarios para la práctica, multimedia, redes sociales, competencias, publicidad, revistas especializadas y, por sobre todo, un órgano formal representativo, la Asociación de Bodyboarders Profesionales (APB por sus siglas en inglés).

El texto es preciso en su objetivo y logra dar argumento a que se trata de una “una cultura y una adscripción identitaria que modificó para siempre la vida de cientos de jóvenes y dio a Iquique una resignificación de sus playas (…) también una extensión de su espacio urbano, dando lugar (…) [a] otro patrimonio inmaterial deportivo”, algo así como una cultura asociada a la disciplina, una cultura bodyboarder, una escuela iquiqueña de bodyboard. Esta se tiñe de la identidad local presente en todos los deportes: la garra, el sacrificio, la valentía, el orgullo, la pasión, la competencia, el triunfo, la falta de recursos, cierta desorganización. Todo aquello que ha sustentado el lema de la tierra de campeones. 

El libro presenta una descripción clara, coherente y ordenada de la historia local del bodyboard, su relevancia mundial, sus exponentes, hitos principales y características que los hacen tener una posición especial en esta historia. Asocia a los mismos con campeones de distintas disciplinas que a lo largo de la historia definen a esta ciudad como cuna de grandes. Tiene una metodología interpretativa simple y clara, no explicitada, pero claramente observable. Incluye elementos biográficos y documentales para la construcción de un relato apoyado con imágenes espectaculares de olas, riders y maniobras locales. La gracia de la biografía es que esta conecte con hechos del entorno y que mediante ese vínculo se construya un relato social. El libro lo cumple, lo logra. Ofrece, asimismo, un apartado especial para las riders locales. Un acierto en la escena pública contemporánea. Pertinente, por lo demás. 

El objetivo del libro tiene una relevancia especial. El proyecto (la obra, el producto) contribuye sin lugar a dudas a la argumentación que pretende hacer de este deporte, de hecho, la evidencia, la valida y la legitima. En ese sentido el libro es concluyente, da en el lugar preciso, es lo que busca ser. Pone una pieza sólida en la historia de esta práctica deportiva y la hace parte de la identidad de la ciudad. Genial. Adhiero. Me gusta este trabajo. Creo que será un libro histórico y recordado, del cual se pueden desprender sendos proyectos que aporten a la construcción de este patrimonio. Si el bodyboard se profesionaliza e industrializa en Iquique, que es uno de los aportes de este libro, puede hasta incidir en el PIB regional. Y eso no es menor, para nada. Creo que esta obra puede inspirar a que mayores capitales vean en el bodyboard una opción de inversión seria y con grandes proyecciones. 

En esta senda están la tesis de Hernán Flores y este libro de Atilio Jorquera. Esto es, hacer del bodyboard su objeto, construir conocimiento del mismo y, con ello, poner bases a su desarrollo como deporte, industria y cultura. Un aporte al territorio, un sello de la ciudad, de la región. Lleva a preguntarse por cuál y cómo es la red del bodyboard en esta ciudad, su ecosistema, su contexto, aquello que algunos llamarían el cluster. Esto, en pleno crecimiento. Las escuelas podrían ser tal vez un próximo target para Atilio en esta búsqueda de construcción patrimonial. La formación es siempre categoría primordial.

El libro atinó, lo que busca con su objetivo se respira en las calles y, sobre todo, en las playas. Se agradece su elaboración, la motivación del autor, los colaboradores y los recursos públicos. Por supuesto, el mayor agradecimiento es para los y las riders que con su vida han cimentado una institución social con identidad, tradición y trascendencia. No llego a imaginar cómo serán los próximos cuarenta años del bodyboard en Iquique. Es un libro que debiese estar en todos los hoteles, peluquerías, restaurantes, pubs y oficinas turísticas de la ciudad. Así también en las lecturas escolares como parte del currículum.     

¿Faltan cosas? ¿Se puede mejorar? Por supuesto. Dónde no, quién no. Esta reseña puede (debe) mejorar. Las secuelas del libro pueden mejorar, la profundidad metodológica, por ejemplo, solo por decir algo. No estoy seguro, pero, como pasa en toda historia, deben existir acuerdos, desacuerdos, ausencias, críticas u obstáculos asociados a este proyecto, pero estos de ningún modo opacan o minimizan su aporte fundamental en la construcción patrimonial y desarrollo cultural de la ciudad. Qué decir para el deporte y para el bodyboard local, obviamente. Este es un proyecto relevante, una gran obra. Un trabajo de calidad con resonancia que debe ser aplaudido, leído y difundido.

Respecto del bodyboard, qué se yo, creo que está más o menos claro, tal vez se ha escuchado muchas veces. Profesionalizar el deporte, consolidar el circuito local, hacer un circuito zona norte, sofisticar la organización de clubes y escuelas, tener más campeones nacionales y mundiales, desarrollar la industria local, las marcas, la formación, lograr que los deportistas puedan vivir de esta actividad y ser celebridades del territorio, héroes de la ciudad, como son los deportistas de élite en muchos lugares del mundo, por ejemplo. Corresponde.

Bueno el libro. Recomendado. 

Entradas populares de este blog

Banda sin nombre. Una historia de ciudad

Reseña del libro 'Lo Real' de Andrés Ibáñez (2023)

Así empieza

El origen de la herida

Un matiz