Un matiz
La fiebre dio paso al repiqueteo del agua. Sonaba como gotera, como manguera abierta. Caía desde el techo al mueble de cocina. Escurría hasta el suelo. Parecía efecto especial. Es un departamento. Se filtró además en la pieza, por dentro del closet. Escurría hasta el suelo. La fiebre dio paso a la acción. Tigro se asustó, se escondió debajo de la cama. Era como si lloviera fuera del departamento. Mágico, surreal. El piso se mojó. Alerta. El agua llegó a los ascensores. Idas y vueltas. Algunos gritos. Muchos llamados. Personas corriendo. Arriesgando el cuerpo usando un llovido ascensor. El corte de luz. Luces de emergencia. Los ascensores dejan de funcionar. Desborde. Sin protocolo de emergencia. Treinta largos minutos de agua escurriendo desde la piscina al estacionamiento. Era como una intervención, algo como arte en espacios internos. El piso mojado. Toallas, papel, escoba, short y chalas. Botando agua, sacándola hacia fuera. Poniendo barricadas, tratando de orientar. Nada. El