Paternal movimiento de la moral, el corazón y las neuronas
Versar sobre paternidad o tú paternidad. Porque esa es diferente en la natural igualdad de ser padres. Versar sobre el asombro de ver con ojos gastados un esfuerzo de posición que toma tu inmortalidad vestida de frágil y hermoso cuerpo humano por estar, ser y pertenecer. Dijo ese cuerpo un día preguntarse por su aceptación entre otros pares y no. E hizo evidente, dado su gesto, sus palabras y sus ojos, su deseo a estar y vivir. Y entonces hoy frente a su rostro pincelado de pixeles, pequeño en medio de un espacio blanco que se lleva las neuronas, un asombro asoma lleno y rebalsado de risas torpes y auto-ironía porque no nace respuesta exacta alguna que acomode tu desadaptación a la moral lingüística perfecta, de existir ésta. Si sólo hubiese que jugar al dibujo de la descripción, diría que mis manos temblaron un poco, mi cabeza tendió a esconder los ojos de la pantalla y, junto a ese movimiento, se sumergieron también los destellos o quizás estelas de la derrota que proporciona lo que