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Mostrando entradas de julio, 2008

Paternal movimiento de la moral, el corazón y las neuronas

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Versar sobre paternidad o tú paternidad. Porque esa es diferente en la natural igualdad de ser padres. Versar sobre el asombro de ver con ojos gastados un esfuerzo de posición que toma tu inmortalidad vestida de frágil y hermoso cuerpo humano por estar, ser y pertenecer. Dijo ese cuerpo un día preguntarse por su aceptación entre otros pares y no. E hizo evidente, dado su gesto, sus palabras y sus ojos, su deseo a estar y vivir. Y entonces hoy frente a su rostro pincelado de pixeles, pequeño en medio de un espacio blanco que se lleva las neuronas, un asombro asoma lleno y rebalsado de risas torpes y auto-ironía porque no nace respuesta exacta alguna que acomode tu desadaptación a la moral lingüística perfecta, de existir ésta. Si sólo hubiese que jugar al dibujo de la descripción, diría que mis manos temblaron un poco, mi cabeza tendió a esconder los ojos de la pantalla y, junto a ese movimiento, se sumergieron también los destellos o quizás estelas de la derrota que proporciona lo que

Felicidades a todos, matemáticamente hablando

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Me pregunto por qué no tengo toda la inteligencia necesaria para explicar muchas cosas que sueño, pienso, se que existen, pero no las entiendo por completo. El día fuera del tiempo es una de ellas. Estandarizado por el tzolkin maya el día fuera del tiempo es una especie de punto de inflexión que transforma un ciclo en otro, pero que no detiene el movimiento del cosmos. Es simplemente un paso. El tzolkin, como ya todos saben, es un calendario –el más exacto que se conoce en términos matemáticos- formado por un ciclo de 13 lunas y 20 sellos solares, los cuales se conjugan para determinar y dar sentido a toda la existencia en el planeta tierra y el cosmos… «Toda la existencia», toda, toda… Pero no se explicarlo. Menos en términos matemáticos. Una vez me acerqué al tzolkin a través del arte y quedé gratamente sorprendido por los determinantes que daban a mi existencia la fecha tzolkin en la que había nacido. Pero más sorprendido estuve cuando –con el tiempo- me di cuenta de cómo el tzolkin

Violento protocolo de tuición

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Él entró por la puerta del jardín en medio de voces que discutían acaloradamente. Él irrumpía por su vida y la de su descendencia. Él debía invadir los sueños ajenos y terminar con las fantasías que contradicen el orden natural. Los vio a todos a los ojos. Unos a punto de llorar y otros a punto de ser feliz. Pero nada había de valor entre su convicción y el sentido de pertenencia del andrajoso con el cabello raro. A ese tipo se dirigió. No respetó lugar ni posición, menos leyes ni protocolos. Sólo lo miró, avanzó, cogió un madero ya antes localizado y le dijo –conforme no cambies tú posición, yo te haré callar- dejando al resto del círculo mudo y estático. –Jajajajajajaj, y cómo- dijo el andrajoso. Y dio un paso más. De pronto ya estaba encima de su rostro. Driblaba con el madero sobre su cabeza y le hacía cortes a cada golpe de palo que proporcionaba. Sus ojos eran negros y sus encías rojas. No había cansancio ni dolor, sólo sangre que hervía en las venas y un orgulloso instinto pate

Más de tres años y veinte minutos

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Podría desde aquí acariciarte los senos, mas sólo me dedico a mirarte y admirarte. Sentir en mi piel la fortuna de este momento. Deleitar mis ojos con los aromas multicolores que de tu piel se desprenden. Ahora me acerco y me abalanzo sobre ti. Te beso con fuerza, mientras el latir de mi corazón aumenta. Debí besarte hace años, pero el destino me pone frente a ti sólo hasta hoy y mi cuerpo no desea más espera. Te beso con más fuerzas aún. Tomo tu cuello, bajo tu nuca, con una sola mano. Tu cuerpo es pequeño en comparación con el mío. Tus minúsculos detalles se acoplan casi a la perfección con mis manos. Me adueño de tu cuello, llevas tu cabeza hacia atrás y lanzas un suspiro que abre una ventana hacia la magia y el deseo. Yo no quiero esperar más. Mi mano toma tu pelo. Gimes con algo de dolor. Ese dolor mágico y excitante, que quema e invita a continuar el juego de caricias. Mi otra mano viaja hacia tu cintura, bajo tu blusa. Tú y yo sabemos que hoy no será sólo un beso. Tú y yo sabemo

Vértebras de frío

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Echo de menos el sol, el calor que obsequia al relajo sobre la arena luego de sufrir el miedo de avanzar bajo una ola. La piel porosa, húmeda y fría. Abriéndose a los rayos como las flores al amanecer. Tomando del sol más que su luz, su energía y su valentía. Porque luego de tragar el mar por tus oídos, eres un valiente de esta tierra y así el cielo te lo hace saber. El pelo bajo, los pies temblando y el estómago endurecido. Así transitas por la arena hacia la tela que sostendrá tu dolor y tus miedos apaciguados. Creciste en ese minuto. Creciste y ahora descansas por ello. Descansas porque tus hombros lo imploran y tus brazos lo señalan. Ahí estás, muerto para tus pies y vivo más que el viento para tu vida. Has pasado por sus fauces y por sus brazos. Has pasado bajo la densidad del mar que se convierte en un espacio donde flotas y no gobiernas. Has pasado junto a tu cuerpo por las imágenes entrañables de tu historia de vida. Y los has hecho por ti. Por saber que en cada cresta de mar a

Neblina roja y húmeda densidad

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No se puede ver mucho a través de la neblina vestida de ira. No puedes ver el punto de mira y el objetivo de tus ojos. Sólo sabes que la pasión llevará esa lanza donde tú quieres que aterrice. Pero nada te hace infalible e inmune al desprecio del azar. Son burbujas que bullen en la sangre y desde ella despliegan calor y humedad. Hierve el líquido y su vapor es energía que brota llevando consigo los residuos de la ansiedad y la irreverencia. Es defensa y entrega. Es lucha con banderas de antepasados y con insignias que no se pueden sacar. Por eso te lo debes preguntar con la calma y por eso también puedes errar. Es real y nada lo cuestiona. Es correr luego de un encierro. Es ver el sol luego de una vida bajo las sombras y las paredes angostas. No exenta de preguntas ni liberada de explicar-se. La pasión fluye y desequilibra todo contenido interno. Puede transformar la sonrisa en un arma y la decencia en un monstruo. Pero no por eso ha de quedarse quieta tras la ventana viendo como roban

Un fraude a la libertad

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Hay quienes se asustan al ver a tantos seres que sueñan y pueden ver realidad sus sueños. No aceptan la realidad de los espacios en movimiento y la voluntad de los corazones extraterrestres por unificar sus sentidos y verlos plasmados en hojas secas y olor a bibliotecas. Pero los sueños han de cumplirse igual. Nada ha de calmar la fuerza de libertad que quiere reinar en la atmósfera. Ha sido un nublado corazón o quizás la construcción cultural de propiedad. Me pregunto por qué alguien puede atribuir malos aires a quienes no conoce. Y no tengo otra respuesta que es porque ese alguien vive así y crece de esa forma. De otra manera no creo posible un sesgo inmerso en un autoritario modo de pensar. Y qué importa que disparen a los cuerpos celestes si éstos no dejan de brillar. Han de saber que esas balas dirigidas me han dado la razón y me han proporcionado fuerzas. He visto que afecta e influye y eso lo hace real. He visto que nubla la mente y eso a mí me aún más fuerte y real. Cómo he de

Dual matanza de los sueños

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Y en medio de las estaciones y las quebradas desearía bajar de mi vagón y romper el ego de celosos amigos del pasado. Optaría ahora por un trago en la barra de las nubes orientando la vista hacia la piel de de las montañas. Y llevaría mi dedo directo a la unión de su destino y la madre de su inmortalidad. De ahí entre los ojos sólo placer ha de fluir y no importan las lágrimas de sus mejillas portando cada una un deseo de vida transformada. Más importa el recuerdo de su voz y la sequedad posterior de tu garganta. Por eso te has movido de tu plano y ha eso has de dirigir tu caminar. A terminar lo que resta de la sorpresa eterna de morir como oruga y nacer luego de gritos y dolor. De acuerdo. Malo soy por creer que debo ser inmortal y transversal. Creo que mi vida está marcada por algo que aún no sucede, pero que llegará a transformarla y a transformar la vida de otros más. Por qué eso, no lo se. Sólo me queda el trastorno de no tener cómo parar ese corto que se hace más allá de lo gris

Parece claro y normal el tiempo que tomas frente a lo que de ti queda

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Creyendo que ese tiempo te lo debes y lo debes tener. Parece claro y normal el tiempo que tomas frente a lo que de ti queda. Crees que no es caminar y vivir si no detienes tus pies frente a un instante de soledad instantánea y absoluta. Un freno del espacio que une sus tuercas a los latidos del pasado. Una plena manifestación de la naturaleza queriendo recobrar sus estímulos muertos y una clara declaración de desinterés de normalidad social. Así es una tarde buscada y trabajada. Así es un día de defensa corporal y del alma. Así miras el espejo y tienes el tiempo de ver las imperfecciones en tus decisiones y las rencillas de la conciencia que se manifiestan en los bordes de tus ojos. Eso sí es un rato para vivir. Eso sí es un tiempo de humanidad y calidad de la sobrevivencia. Por eso, quizás por eso, lo cuestionas. Porque no es así el color de tu nación y estos no son los momentos que tu dinero compra ni que tu conocimiento construye. Estas son otras cosas. Son como un polvo estelar que

Un pequeño sueño

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Yo también deseo un sueño. También deseo que las flores que llegan a mi jardín se conviertan en una exposición de magia botánica. Quiero pertenecer a los que no mueren. A los que brillan en cualquier mente y en todo lugar. Esos recordados por los olvidados y por los desadaptados. Sueño con ver la punta de la letra en la cresta de una ola hecha de celulosa. Sueño comprarme o ver mis ojos frente a pedazos de mi vida, de mis miedos, de mis otros sueños y de mis caídas. Ha de ser como cerrar los ojos, orientarse al cielo, abrir los ojos y ver el cielo pintado de tus sueños. Que luego de separar los párpados tu pecho pueda albergar las disputas y las noches de frío. Que sólo un instante de vida sirva para no pensar más y poder morir tranquilo. Tan sólo eso. Una pizca de azarosa deidad que se pose en la espalda como el olfato a la memoria, como la mugre a los pies o como la piel de doncellas a las manos de los rebeldes. Es un camino de piedras. Un sendero con trampas, acertijos y sorpresas.

Una cáscara de la fruta que pesa

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Necesito hacerlo mejor, necesito hacer que mi cuerpo escuche lo que mis neuronas han codificado. No ha de haber cortes ni interrupciones. Tengo todo para volar y sentir que algo más que viento roza por mi piel y mis orejas. Es una inspiración, un trabajo y un proceso. Un deambular por las alcantarillas de los enfermos de la mente y la dermis. Una visita a las mazmorras fétidas que deifican a las ratas y que alzan la sobrevivencia. Hoy el cuerpo tiene un peso en su coraza. Hunde sentidos y tactos en zonas cotidianas. Y este golpeteo no busca cesar. Es como un borracho e ignorante golpeado en las sombras por tres alienados y defensores. Es paliza del alma y una inquietud molestosa. Mis ojos van hacia las cortezas de la tierra, más abajo de ellas en busca de las maldiciones hechas marionetas. Allá donde se ha enseñado que es de rojos matices y colores. Donde golpea el diablo con su tenedor y luego da de comer a sus invitados. Sin embargo, se citan ante mí los pulcros y puntuales cables a

Destino

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Es como estar en el mar, como si cada ola fuese muy pequeña y muy suave. Mover tu cuerpo por cada minúsculo espacio y no sentir ni viento ni calor, no ver ni luces ni sombras, sólo estar en medio de la nada, en un espacio de inconmensurable magnitud. Un espacio de mediciones matemáticas y caótico orden estructural. Es como flotar, en realidad es flotar. Estiras tus pies y es sólo más aire y espacio. Nada sientes y todo fluye. Algo remece suavemente la polera en tu espalda y sientes que algo entra entre la ropa y tu columna. Per no es nada, o quizás sea un pedazo de todo. Hay cientos de estrellas alrededor y no sabes cómo llegaste ahí. Hay miles de estrellas alrededor y este espacio no se parece en nada al que habías visto. Es un universo que puedes tocar y que no sientes. No sabes si estas lejos o cerca de algo, sólo estás. Algunas esferas se mueven y tú tratas de ubicarte, de orientar tu cuerpo hacia la dirección de tu vida y tu planeta, pero desde donde lo miras –si lo encuentras- na

El Parásito

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Salí y sólo camino, camino solo y sólo camino. Vuelvo a ser un parásito, una pizca de viento lleno de basura. Vuelvo a mojar mi cabeza con luces de ciegos y ruidos de ortopédicos. Los músculos del rostro se hacen trizas y engañan la felicidad. Ya no soy un animal, ni un indio ni un payaso, ahora soy un parásito de piel débil y minúsculo radar de corazones. ¿Quién eres tú? ¿Un anciano, un bebé, un perro, un mosquito, un científico, un dinosaurio, un círculo de luz o una explanada de miseria? Cuál de todos masajea tu espalda y da de comer a tus manos. Enseña a esas tórridas lagunas que se forman cuando dejan de secretar agua las neuronas que en los pasos de pies descalzos los agujeros y llagas son notas de un concierto, y que los diamantes que bajan de los ojos son las pulgas que llevan los caballos. Levanta una tonelada de recuerdos y busca los paños que tapan el miedo. Sigue la oscuridad y llega al lecho del parásito. A su cabaña de telas rotas y fuegos de verde color. Busca en sus cof