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Actualidad política

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Y así es como en la cabeza de un loco, un mago pasó a ser un demonio para salvar a un delincuente (anónimo). El profesional malo termina dedicándose a la política (un profesor). Las paredes hablan (la pared). Gente, permítanme hablar leseras un poco. Pero esto de Monsalve y Valdivia es de lo más extraño. El timing, la forma, las similitudes. Los victimarios elegidos al dedo, hombres proclives a pensar con el pico, cada uno en posiciones clave, uno en política y el otro en el fútbol y los medios, ex de una política, además, con mucha historia farandulera. Por otro lado, las víctimas, al parecer tres (una de Monsalve y dos del Mago) les pasó lo mismo, no recuerdan nada. Todas fueron a comer y tomar. Es una movida perfecta para sacar del tapete a Hermosilla y, de paso, inclinar las elecciones. Aquello de los audios era tan grave que necesitó un shock así de grave para desviarlo. Resulta hasta obvio, casi como Homeland, operaciones típicas de espías y servicios secretos al interior del pro

De-a-dos

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Sorpresas que no terminan. Estados que no nos olvidan. Ciclos por siempre abiertos. Espacios que no se detienen en el tiempo. Todo parece cambiar, pero sobre bases que nunca lo hacen. Persisten, crecen, transforman sus formas, aromas y colores, mas sin desaparecer.  Alguien dijo, al parecer, que son dos en un pulso intermitente quienes sostienen un lazo. El amor, el deseo. En un momento uno, en otro momento el otro. Graduales presentes complementarios. Una danza, un movimiento. Potente, lindo, inmenso. Un cambio de timón para el mismo curso intenso.  La belleza de captar y entender. Verse crecer. Pasar de un estatus a otro. Hacer dual un todo. Arriba, abajo, a un lado, al otro. Dialéctica del cariño. Caudal de un río en eterno movimiento. Como los espirales y los círculos. Como la vida en cualquier lugar. Universal, b ello. Te quiero.

El humo, los sueños

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¿Bocanadas para no soñar? No sé qué pensar Suena mal, pero no sé... Soñar no es cómodo me despierta,  y eso suena peor Para eso escribo: para darme cuenta de estas prácticas instaladas protectoras, defensivas ¿De qué? ¿De una vida? ¿De sueños e interrupciones? Quiero aclarar: me refiero a los sueños como esas imágenes de la mente al dormir, al descansar. No hablo de metas ni proyectos, sino de texturas y colores, de ese universo creador ese espacio morfoenergético algo entre visión y sensación corporal Un sueño... o una pesadilla, da igual. Esos sueños ¿me incomodan? ¿Les temo? He asociado territorios con sueños, soñar de acuerdo a entornos, a olores,  a vistas,  a memorias. Hay una ciudad en especial, que me hace mal. Hay cosas que no quisiera soñar. No tengo control,  me desespero.  No disfruto transitar por un sueño. ¿Se debe poder hacerlo? Es evidente para mí: el cambio, lo que sucede cuando y lo que no. Basta que de noche no apague el cerebro (¡cómo suena eso!) y surgen cúmulos de

Distractivos desapegos

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Promuevo el desapego, como quien siembra estrellas en la vastedad del cielo. Cultivo el egoísmo, no como un vicio, sino como una flor que florece en la independencia, en un jardín de soledad serena. Creo un espacio libre, un mundo amable que acoge como un abrazo, donde las culpas se desvanecen como niebla al amanecer, y los juicios son solo ecos que se pierden en la distancia.  Aquí, nada es claro, y menos aún correcto; todo se disuelve en un mar de incertidumbres, donde la moral se estira como un suspiro largo y los valores se transforman, flotando como hojas en el viento. No me pregunto si está mal o bien, pues no creo en dualidades, sino en la danza infinita de múltiples vientos.  No busco orientación; recibo lo que doy, y en ese intercambio, el respeto se convierte en un lenguaje compartido, profundo, ni tan lento.

Fugaz

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  Agosto, 1994

Marcas

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Eran muy pequeños para tamaña pasión, se suponía. Parecían convencidos. No del amor, sino de demostrarlo. Enamorados y ansiosos. Asumiéndose solos en el mundo. Como atados por un hilo, una fuerza.  Recibió un llamado extraño. Era ella, pero hablaba distinto. Parecía dormida o borracha. Se preocupó. Si él era intenso, ella estaba más allá de la media. Salió rápido a la calle, tomó un taxi y pidió prisa. El chofer algo captó. Preguntó si estaba bien. Respondió señalando que se trataba de su novia. El auto aceleró.  La puerta estaba abierta, no había nadie. Todo estaba apagado. Habló y nadie respondió. Subió al segundo piso. Entró a su pieza. Ahí estaba ella, desnuda, llorando sobre la cama. Tenía un tatuaje nuevo en la espalda y había una botella de gin bajo la almohada. El tatuaje era precioso. Sintió pena, aunque también admiración. Su novia tenía quince años, se había tatuado, estaba ebria y tenía una crisis. Tenía vida y carácter.  Tomó las cobijas, la tapó. Ella saltó a abrazarlo. L

Fugitivos desconocidos

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En un día o dos, ya ni siquiera hay saludo   De fugitivos a desconocidos,   Miradas que amenazan la integridad.   No eres, no te sigo,   No somos lo que fuimos. Hemos vagado en mareas verídicas,   Tempestades de baja temporada,   Intensas aunque pocas, irrelevantes.   No es seguro reaccionar,   Tampoco sabemos sobrevivir a los trozos. Tenemos mucho que decirnos,   Y mejor callar para cuidarnos,   No hacer más de lo debido, funcional.   Construir con seguridad, en ciernes,   Cómo entregar emociones que no están,   Cómo esperar amor con el paso de los años. ¿Qué es eso?   El cuerpo hierve, se exalta,   Surge un aroma encandilante,   Una embriaguez de deseosas partículas,   Cierta locura en la forma de caminar,   El manejo adecuado de las manos,   Confianza en materia y energía,   Recíprocos jadeos, brazos atenazando. Ah, la ruptura,   El apego, la impaciencia, los celos.   Husmear para conocer, para controlar,   Siempre instrumental, proyectando un futuro,   Nada más desmembrable, irraci

Pisadas

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Sobre aquellos que desafían la gravedad, la primera conexión, una raíz que danza en el aire.  Más que evolución, son pilar y libertad,  Bípedos, trípodes, tetrápodos; de uno a cien en par.  Siempre son un extremo, inicio o final.  Pero cuando no están bajo nosotros, ¿dónde estarán? No son simples apodos, sino los que trotan,  los que pisan, empujan y resisten. Caminan, corren, vuelan. Aceptan y arden.  Se sumergen, flotan, aletean. Los que se embarran y los que acarician, guardianes de una pasión paradójica.  Nunca en el centro, siempre izquierda o derecha, dualidad natural. Arqueados, planos, olorosos. Limpios, grandes, disciplinados, maestros del tiempo y el recorrido. ¿Qué decir de ustedes, los más ocultos del cuerpo y del alma? Fetichismo, filia, interés confesado, antiguo como el lenguaje, eterno y sin final.  Genitales de un tipo distinto,  libres o adornados con arte.  Excitan, beben, tocan, besan, huelen.  Masajes y puntos que curan el alma y el ser.  Erotismo en cada forma, en

Estrepitosas caídas

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Se gustaban. Atravesaban una crisis, además. Una extraña sensación de soledad, más bien un estado de presión social. Pareció una relación destinada a fracasar: intentos forzosos de personas heridas, mentes confusas, perdidas, nunca apostando del todo. Siempre bajo conveniencia para hacer o dejar pasar. Indecisiones pasajeras, lenta apertura incierta a un amor intermitente. Luz tenue, inestable, que conecta y desconecta. Sin buenas razones para perdurar. Frente a aquellas curvas bajas, entre otros rostros y otras calles, los espirales oscilan en danzas perfectas, llevando a encontrar miradas adictivas. Cuerpos altos, fuertes personalidades, un complemento de fuego para corazones rebeldes. Causas por las cuales no se deja de luchar. Espaldas tersas en delgadas líneas perfectas, la elegante lascivia de quienes no temen, de quienes abordan con intención de impactar, quienes arden bajo las estrellas. No todo es funcional. A veces no es pauta social. Los impulsos son verdaderos, doblan los e

Frontera

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Equilibrar es también desgarrarse. Asumir que erramos, fallamos, enfermamos. Que sabemos poco y hacemos las cosas mal. Es también caer en la pena y la desazón, avizorar carencias, tener en cuenta el desarraigo y lo perdido, los miedos, los ripios. Como las mareas, las cuerdas, los pulsos y espirales. Como el universo y la creación (la que sea). Como la vida misma, oscilando en extremos recíprocos. Una especie de base dual en distintas dimensiones. Estar bien, cegarse, exprimir y caer. Estar mal, despertar, entrenar y levantarse. Una danza en trance, como en las fogatas. El ritmo original, el latido, la eterna respiración. Equilibrar es también amarse. Valorar quién se es. Luchar por estar bien y cuidarse. Sonreír por las virtudes, no caer por los defectos. Actuar en el presente una mejor versión. Cuándo el egoísmo es bueno. Cuándo la individualidad es vital. Cuándo alejarse para no romper las paredes. Cuándo estar solo tendrá sentido. Cuántos lamentos o risotadas. Cuándo terminará. Com

Amar, del verbo soltar

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Emociones desbordantes: el odio después de amar. Personas heridas en la historia, seres que forjan una forma de estar mal. Luego, todo el que pase es culpable. Deberían quererse más, no depender de nadie. No puedes culpar a otro si construyes solo, si idealizas y creas una historia desde tus ojos, sin compartir una verdad, queriendo forzar todo, empujando a otro donde no quiere estar. Nunca me haré cargo de algo que no sea mío. No pido ayuda, sino que decido. Actúo antes de provocarme un conflicto. De pequeño, siempre movía las manos cuando estaba herido. La incomodidad desde el inicio: tanta entrega, tanta adulación, tanto ideal. Impacto completo. Todo nuevo o todo genial. El zodiaco, las biografías, los mitos, las coincidencias, las insoportables intervenciones desde la psicología. ¿Cómo es que no pueden pensar con individualidad? ¿Qué es eso de soltar una rama solo cuando tienes otra? Salten, déjense caer. Caigan, quiébrense y exploten. Vayan a una guerra y vuelvan intactos. Vivan s

Implicancias afectivas

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Justicia, verdad, ética, equilibrio. ¿O es acaso todo un juego? La vida es en serio, ¿verdad? ¿Cómo es la justicia? ¿Dónde está? ¿Cuándo surge o se plasma? ¿Cuándo se es justo? ¿Cómo debe ser? ¿Cómo ser franco sin ser cruel? ¿Cómo ser honesto sin romper el alma? ¿Cómo saber si está bien decir la verdad?  ¿Qué es ser espontáneo y genuino? ¿Por qué no mezclarse por propia voluntad? ¿Cuándo es asertivo y cuándo un desborde de ego? ¿Cuándo está bien decirlo o es mejor callar?  Tal vez, apostar a no hacer daño. Tal vez, solo hablar y hacerse escuchar. ¿Qué es mejor, ser directo o cauto, denso o empático? ¿Vale el desapego o es autoflagelante?  ¿Es mejor la verdad? ¿La responsabilidad, aunque duela? ¿Cuál es la naturaleza de la verdad y la justicia? ¿Existe equilibrio entre franqueza y amabilidad? ¿Son preguntas éticas o conflictivas? ¿Qué es eso de la cauta espontaneidad? ¿Qué es la honestidad asertiva? ¿Cómo ponderar la emoción y la moral? ¿Cómo valorar las acciones, las palabras? ¿Cómo in

El origen de la herida

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Apareció de improviso en las calles. En 21, un paseo peatonal donde nos reuníamos con los amigos. Era una mujer hermosa, con ojos grandes y una amplia sonrisa. Picardía camuflada con ternura. Tan bonita, tan simpática, tan atractiva. Claramente foránea. Estaba haciendo sus primeras apariciones en la ciudad y no pasó desapercibida. Su belleza novedosa llamó la atención de todos, incluida la mía. Aunque ella ya estaba saliendo con un papanatas. No tardó nada en encontrar compañía. La entendí y la perdoné en su momento, aunque ella no lo sabía. Con ese nivel de belleza, podía conquistar a cualquiera. La vi uno o dos días, no recuerdo bien, compartiendo con otras personas. No supe más de ella hasta el final del verano, cuando tuvimos que volver a la escuela. Empecé en un colegio nuevo. Cualquier cosa podía pasar. Mi papá eligió un colegio pequeño, para no tener problemas, dijo. Entré a tercero medio. Conocía a algunos compañeros. Dejé mis cosas en la sala y salí al patio. El tiempo pareció