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La llegada

Fue un proceso. Una cruzada. La más extraña de las fechas esperadas y ahora abandonada a la pérdida de su certeza. Un cambio de hogar matutino con ventanas y viento. Como la emergencia de un secreto a través de las cortinas. Fue un gran momento. Ofensiva de inercia. Movimiento urbano que altera a lo menos una pizca de estética. Que no juega a sanar la resaca de gemidos. Sino más bien anestesia el arribo de la muerte. Guarda la vida en bolsas. Como ermitaño. Las carga en carro por no tener escobillón. Se mueve. Camina. Va de una pieza a otra olvidando a su hija. No recuerda amor alguno. Solo un espacio propio que encontrar. Y ahí está la navidad soñada. La maduración de la objetividad orgánica. Un ajetreo de bestias bajo mercado de compra y venta. Donde urge no saber jugar si de pronto quieres que funcione la cabeza. Por lo menos que permita reorientar la conciencia. Bajo nubes esclavas del sol cuerpos extraños se mueven sobre la arena. Se besan y se amparan. Mean su presa.

Principio de alguno

Y qué decir ahora o procurar escribir. En medio de una mar de expulsas personas que ofrendan sus tiempos a trabajar. Ahora en sus residencias. Sin repasar en lo laboral. Atiborrado sus vidas de bálsamo. Especulando en merecer tal curso de ociosidad. Aquí no hay nadie. Ni siquiera sus hedores o sus colores. No están. Están en otra comarca. Sin tiempo para pensar. Solo con su ojos puestos en un macizo de sospechosa navidad. Esperando saldar un año que dictamina sus vidas. Ir al encuentro de que nunca les ‘vaya mal’. Que todo les pueda iluminar. Hoy es un aniversario en la historia. La evocación de un tipo de infrecuente ser que vino a cambiar la historia a la cual no pertenecía. Su primer respiro. Su única ambición. Su locura puesta al servicio de todos los incógnitos. Como un ídolo de montes lleno de pobres. Como un húsar de muertes esperadas y proyectadas. Como la solitaria persona que ha vivido de verdad. Su nacimiento es inflexión. Es agujero de espacios siderales. Su vida una

In-Con-Ciencia…

Mi hija en su hogar. Donde ha pertenecido. Bajo los brazos seguros de su madre… Con esta palabra podemos distinguir el contenido mental que no se encuentra en la conciencia y al que únicamente se accede con dificultad. Para designar uno de los sistemas del aparato. La parte no conciente que puede ser conciente con esfuerzos. En el inconciente se encuentran los deseos, instintos y recuerdos que pueden resultar inaceptables, a causa de propias valoraciones morales No siempre se es conciente de las propias valoraciones morales La mente no es transparente a sí misma Los enunciados en primera persona son incorregibles. Presentan verdades indudables. Instintos, deseos ligados al cuerpo, emociones, conocimientos, sueños, virtudes y atrocidades. Posible es ignorar las reales y verdaderas causas de las conductas. En el interior existen elementos opuestos, enfrentados Amar y odiar a la misma persona, desear y no desear lo mismo, saber y no saber algo. Elementos que pugnan por domi

Obsequio de un sueño raptado

Un presente... http://www.youtube.com/watch?v=N0hANINJZ9Q

Pequeña luz bribonada

Vuelve a rotar el ciclo. El eterno movimiento de los sueños y las ilusiones inconclusas. ¿Si no has de saberlo acaso? ¿Cómo si esto que ahora aprieta el cuerpo no fuese siempre el destino? Y ahora que estás nadando en pleno mar adentro pretendes no saber de qué se trata. Hay pequeñas sonrisas. Pero más de vergüenza que de audacia. De inestable amor bajo tierra perdido como juguete o hueso. Encerrado. Invocado pero desconocido. O más bien difícil de maniobrar. Guiado por lienzas de hilo subjetivo. Pero sin explícita voluntad. La he visto. La he olido sin antes verla. Su pequeña espalda. Su piel de miel. Capa tersa de cenizas del sol que caen para mantener la luz de su vida y el calor de su cuerpo. Violentamente suave. Racionalmente delirante. Bella y libre. Una danza cautivante. Destino bribón. Creativo y limpio como la alegría. Impúdico como el arte de amar. Ya no sea más esto un despido. Sino más bien un recuerdo idolatrado. Sin ánimo de importunar. Sólo expresando los hermos

Extraer algo de vida

Entonces todo es oscuro. Es cerrado y es cálido. Lúgubre, mas no inhóspito. Es un espacio de átomos anónimos que prestan servicio a los cuerpos ligados. Es un bello lugar. Deviene en idóneo con el movimiento. Se torna abrasador. Es cómodo. Es satisfactorio. Impactante es –a lo menos- no sanar de las costillas. Viajar con aire en el rostro y ropas de inestabilidad en el bolso o la mochila. Capa de individuo. Bajo afrenta de bandadas de apellidos y vidas que migran como espiral. Sentir de igual forma. Aportar con osadía al calor de los muebles y las ventanas. Mover manos como cardúmenes bajo el agua. Estar un lapso en medio de un idilio trascendental. Ver el sol. Observar su postura. Ser un receptor. Replicar tranquilidad.   Sin horas para seguir cavilando. Llegando a algún lugar. Coincidiendo a presión con el tiempo en el esperado lugar más indicado. Con pizcas de certezas en acopio casi histórico. Como un acontecimiento naturalmente automatizado. Propio y real. Donde nada ha camb

La intermitencia

Aquello todo que se avergüenza la vida lo ha nombrado   Lo ha puesto bajo el brazo... Sobre la piel como una líquida madeja de moral   Un acopio Una historia que deviene en roca si la conoces con cariño Quizás incluso con desagrado, pero con gotas de certeza; nunca un chorro de lenguaje para hablar. Las partículas de hábitos y orden en plena efervescencia Llegando a un ritmo con los latidos Un cierre por la mitad en la prenda que viste la existencia Que unifica aquello que es magnificencia y aquello que pesará La dialéctica de burguesías en expansión mezcladas con las selvas La rareza que llega a clase social Con uniforme para cada vida La que se adeuda o la merecida La opción de recoger comida de una basura o la de elabora y servir para tu persona. La ira se manifiesta Un hervor levantando vapor encerrado en paredes de grasa Harto de intermitente oscuridad y belleza Ávido de vida en medio de aire puro y alegrías Bajo lluvia de incoherencias drenadas para hacerlas

Fachada 2010

Aquí en medio de este estado-nación se practica la burda rareza Intervienen el teléfono celular Filman personas viviendo Exponen la criminalidad Farandulean la falta y la vergüenza Golpean a pedagogos No reparten píldoras a todos los que habitan Se cobra por estudiar Se paga alto valor por sanar Se adeuda por luz y agua Se tira hacia el suelo la basura Se prohíbe fumar Asesinan a quien ejerce la protesta No dejan que alguien quiera abortar el ciclo de vida No permiten que un individuo se pretenda suicidar. En un país como este se televisa la desgracia según la forma de hablar Eliminan personas bajo un sistema de democracia Existen escuelas que permiten solo un sexo El agua pura no aparece de las llaves de la casa Si el dinero no alcanza incluso se puede encarcelar.

Perdidas esas quimeras

Progreso ha sido el viento del olvido. Ha llevado consigo las imágenes de los sueños. Los sueños bajo el peso enorme que representa echarse a dormir. Los aromas y la música de un sueño o una percepción casi siendo real de personajes, personas, rostros, amistades, individuos, sucesos, lugares. No se oye hoy ningún diálogo premonitorio. Menos la objetivación de emoción. No hay recuerdo. No hay certeza en las mañanas bajo cualquier casa. Sin importar si alguna es un hogar. Dormir es desde cierto origen un martirio. Pues se compara con vida pasada por la historia. Donde existió frescura, donde hubo liviandad al descansar. Los sueños antes de apagar la vida se hacían reales luego de aparecer en las sombras y en el patio de las neuronas. Había pleno dominio de los tiempos y destinos del sueño de turno. Podíase salir de él y luego volver a entrar. Nunca una barrera invisible. Nunca falta de fuerza o energía. Recordando cada imagen, cada olor apenas iniciaba una mañana. Incluso hubo filmes de

Algo de paternidad

Parece simple ahora Caminado bajo pasos ya entrados en edad Simple se percibe ser como un padre de cachorros Avanzando hacia un lugar con una cola de miradas Llevando a todos mediante uno a beber, pero en medio de una ciudad Un ser que cuida ha de ser como una persona que sigue siendo la misma Pero con las repercusiones de un cometa Con la estela del viaje por eso que es el tiempo y aquello que es el espacio Sobre la urbana humanidad No siempre simple fue Un peso corporal es en años más jóvenes Una contorsión de ingratitud en el estómago Como una postura para aguantar un golpe La canción de cuna y dolor en la mente de la humana adolescencia Tanto más por la ausencia que por la etapa vital Y escapar de cualquier trozo de roca fue la idea Esquivar la afrenta social y familiar asentada en la ciudad Pero viviendo en ella con la mente en las irónicas alturas Estancias objetivas estas últimas, claro está Pero de vaga legitimidad oficial

La excusa

La única actividad que no incomoda parte del cuerpo La mágica e idónea de las escenas Izando pensamientos humeantes al espacio de las paredes en la apacible estancia del anonimato y los sueños rotos Haciendo de la vida un trozo de letra Llevando lo más trascendente al más de los intrascendentes actos Una ironía. ¿Cómo si algo no lo fuese? Sentado y letreando Pensando en que algo de esto pueda perdurar Utilizando las letras como excusa de bienestar Todo pretexto siempre tuvo de base la irreverencia La ironía posase como luego de una ducha Feliz en la cálida cama luego de jugar Cándida al pertenecer a una vida perezosa Que no camina Que no busca con la fuerza brutal que las capas del destino necesitan Y entonces se queda como en casa Destruyendo para luego reparar Sin viajar en la vida Sin recorrer como lo hace el clima Sólo esperando que algo deba pasar

Pretensión de salto

Si de caer se trata, he caído. Paseado por las cavernas y calles de la maldad. Constituyendo atrocidades y enarbolando vergüenzas. Como en una avenida oscura poblada de los que no duermen en una ciudad. Sin sentido y extraviado. Ido en empíricas instancias de extraña velocidad y espuria certeza. Las he visto en sus paredes que las encierran. He visto los ojos de la libidinosa mala intención de la bondad. De la dadivosidad. Los reconozco ocultos bajo trazos de calculado cemento. En medio de recovecos malolientes de la noche. Cerca del mar; pero sin oír las olas. Bajo sombra y deplorable conducta. Queriendo camuflar el racional acto de no admitir la cobardía y el retraimiento. La más vulgar de las vulgaridades de la histórica urbanidad. He dejado en las dimensiones del limbo y el nirvana. Respiros novatos cuyas células no vieron luz. Almas elaboradas y descartadas en livianas contertulias; y hasta con inesperada destreza, previo al destrozo de la humanidad. He visto los ojos que aún no
(…) La nebulosa de la angustia pasa como un río Y me arrastra según la ley de las atracciones. La nebulosa en olores solidificada huye de su propia soledad Siento un telescopio que me apunta como un revólver La cola de cometa me azota el rostro y pasa relleno de eternidad Buscando infatigable un lago quieto en donde refrescar su tarea ineludible. Altazor morirás. Se secará tú voz y serás invisible La tierra seguirá girando sobre su órbita precisa Temerosa de un traspié como el equilibrista sobre el alambre que ata las miradas de pavor En vano buscas ojo enloquecido No hay puerta de salida y el viento desplaza los planetas. Piensas que no importa caer eternamente si logras escapar. ¿No ves que vas cayendo ya? Limpia tu cabeza de prejuicio y moral. Y si queriendo alzarte nada has alcanzado Déjate caer sin parar tu caída sin miedo al fondo de la sombra Sin miedo al enigma de ti mismo Acaso encuentren una luz sin noche Perdida en las grietas de los precipicios. Cae Cae

La inflexión

Episodio dichoso. Culmine punto de un proceso que no cayó en la displicencia. Sí en las dudas y en la afrenta temible de emprender una vida bajo la compañía de un corazón con féminas caderas y suave existencia. Sucedió que fui por ella. A su lugar de trabajo. A su hora de salida. A buscarla para llevarla a su cama. Para aspirar de su aroma. Llevarla conmigo luego de saciar de su piel. Así siempre lo fue. Toda sed acumulada de meses o semanas lo apaciguó con sorbos desde mi cuerpo. O yo desde el suyo. Una dependencia escurridiza que ocultó su sublime rostro y supo cuidarse entre las paredes vulgares de la urbe. Por cerca de un año de vida. Bajo sucesivas salidas de luna llena. Todo un ciclo animal. Una danza de aromas y líquidos untados de ternura. Protegidos en el cubil que formaron los cuerpos. El fin de mi deseo estaba en abrazarla. Hacer de su espalda una sola existencia con mis brazos. Llenarme de sí para la sobrevivencia. Yendo a su vida con la intermitencia que permite sólo un

She’s on fire

El primer sentido activado es lo fundamental. La simpleza del origen de un sentimiento. Aquel implícitamente cierto. Atesorado por ser real. Cuidado de todo extraño síndrome social. Tratado erradamente con displicencia producto de la incapacidad. Reconocido como póstumo contenido del corazón. Secuestrado por la razón. La vacilación y tardanza en el movimiento de las manos es efecto de la energía que provoca. La desorientación que produce y la alegría que emana. Que es afrenta en la urbana y formal vida. Hoy es visible que no expresar y publicar de aquello es resultado de su grandeza. Por cuanto su hermosa realidad trasciende más allá de las calles de asfalto y subsiste en dirección del camino dorado hacia el destino del genuino dios. Intermitentes estadías en el más confortable de los espacios. Un cubo ordenado bajo la visión de una vida admirable que habita junto a su descendencia. Un aroma de felicidad y compañía. De magia y persistencia. De múltiples lenguas e inteligencias equili

Deten – i – miento

Feliz en manos y abrazos desconocidos. Esperados y añorados. Lienzos de sentimientos lanzados a un vacío eterno. Una permanente permanencia de un movimiento que no permite detenerse; parar a pensar, o a amar siquiera. Quisiera apartarme de ese sendero de vértigo. Pero nada convence de que sea incorrecto. Enorme es el bienestar en el mundo del aire. En la vista del viento. Donde se habla con un sol y se reporta la fe en el atardecer. Feliz se es a ratos en esos terrenos. A veces sólo se hace un alto a un costado. Como para recordar el mentado plan; si es que alguna vez lo hubo. Esa esclavizante y materna ciudad. Que a veces odias, pero es a la vez inevitable. La vida ha sido en ella. Constituye cierto destino. El hábitat de los otros hablantes. Incluso algunos queridos; otros varados en alguna orilla del camino… otros quizás quién sabe dónde fueron a parar, si es que lo hicieron. Y he ahí la guerra. Seguidilla de batallas ya muy larga. Medio inentendibles en instantes. Pero conocidas

Natasha

Hoy el recuerdo. La imagen que lleva a extrañar. Al descontrol del latido y los flujos. Al desosiego de la luz de los ojos. Estás ahí; ¿sigues ahí? ¿Respiras? ¿Miras así de bello aún desde tu rostro? Me fue difícil ver hoy tus retratos. Pude evitar su logro. Pero aún así te extrañaba. Cómo no iba a mirar. A veces creo conocerte. Mucho que no sé de ti; o que no te tuve así de cerca. Y hoy apareciste. Pequeña y hermosa. Fresca, contenta. Irradiando una absoluta y delicada felicidad. La alegría que portas y que a veces te abandona. Pero que nunca sueltas. Borré de mis artefactos lo que a ti me comunica. Lo hice rápido; sin mucho pensarlo. Una decisiva vacilación. Y no quise observar tu cuerpo y sus posturas en los paisajes. Pero tu sonrisa me fue inevitable. Tus ojos chiquitos mirando la belleza retratada. Disfrutando de un sol, de una playa, de una mañana. Posando en arenas no muy lejanas. Cerca de manos ajenas; que merecen ser cortadas. La bondad de una actividad incomprendida. El r

Segmento de informalidad

No hay hogar de letras. No existe felicidad. Sólo momentos. Trozos de tiempo determinantes. Y se convierte el cuerpo en esclavo. Sin sentimiento, sin expresión. Sin actos correctos; los de ellos; los oficiales; la vida. Ambición e ignorancia. Con libros a su haber. Animales artificiales; especie única que expele poder. Y conocimiento genera. No existo. No a la urbe. No a sus mandos. Menos sus mandatos. Sí a los brazos suaves. Al motivo de la existencia terrenal. Odio la formalidad. Amo los sueños transportados. Los pies para saltar. Incluso mi ilusión informal. Que no suena sus zapatos. Aborrece horarios. Intenta respirar. Bella es la informalidad. No socava un mineral. Sí roba de lindas casas. Incluso hurta frazadas. No un acopio de dinero. Pero sí la evidente codicia. El aire que no les enferma. Que permite hidratar. Luz a una vida. Inconformidad idealista. Ira alerta. Libertad tardía, pero observada. La informalidad como afrenta. Postura contraria. Rol ancestral. Revuelta pers

Estado de furor

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Afrentado en dudas y deseos. Como una figura sin trascendencia. Como un ser que debe escuchar. Interpelado bajo supuestos que constituyen etapas. Que pretenden una veracidad no ameritada. Puesto en posición de objeto. Interpretado a partir de colores y formas. ¡Cómo si existiera en ello legitimidad! Aun así me dispuse a escuchar. Asumí cierto merecimiento. Extendí el tiempo en saber algo más. Y valorar. Oír aquello que se habla o se escribe. Enfrentar el propio estado mental y el que no es mental. Ver en la palabra una probabilidad de expectativa. La emergencia de comunicación. Expúseme. Y no fue un parabién. Algo significó entonces. La actitud de conocer a una persona. Sus letras y sus penas. Su antipatía. Todo su ademán de certidumbre.  

Lo que es un día

Desde la agonía nocturna del desvelo. Trozos de recuerdos y deberes golpeando los ojos; o el destino de lo que observan. Haciendo tardío el descanso. Generando movimientos. Girones que son cuerpos estancos en el limbo de la incapacidad y el desconocimiento. Pretendiendo apaciguar la ilegítima crisis mental con placeres impúdicos y disciplinantes. Hasta que los párpados del cerebro logran apagarse. Y surge la inexistencia de dormir. Se abre con una luz gradual; casi de gris a blanco; según la estación. Y aparece la irritante inhabilidad de comenzar. De actuar bajo instinto en el circuito impuesto y del cual se es inadaptado; el contexto urbano medido por el paso marcial de los horarios; por el cual transita uno que otro esclavo; y muchos que desconocemos serlo. Participando de la danza que devora el color del cuerpo; y que a algunos corta su pelo. En todo segmento de realidad; en la fotografía de cada momento. Emergen de la oculta y represiva vieja educativa. Los líquidos fosilizados d

Poe sía Ausente

 La repentina fuga de su aroma no detiene el culto de la memoria. La suave densidad de un hormigueo de sedimento corporal; alojado bajo la respiración, casi sobre la cadera. El cuerpo la profesa y demanda. Sigue su vida como conexión mágica. Con ojos sobre el cielo que cubren su espacio propio y sólo a ella ven; y su silencio observan, su poesía silente, o del silencio de su corazón… su corazón, ¡cómo extraño su corazón! Ahora cubierto y protegido su latido se hace más profundo e indescifrable. Casi imperceptible si la vista perdiera su bondad. Un haz de luz urbano que bajo capas de mentiras sigue llenando todo espacio de sensualidad extraterrenal. Para mí su grito no es inaudible. Menos el destino de sus ojos y los sueños de su corazón. Ese que tanto extraño. Hube de verla poco atrás recostada hermosa sobre ‘su’ cama. Y aún en presente la ansiedad y torpeza de tener su presencia me hizo tener –antes- que respirar. Incluso osé besarla. Pero he ahí que la distancia obtiene su relevanc

Informal

No todo lugar es propicio para un par de letras. No todo acto de vida genera felicidad. Sólo instantes existen. Trozos de tiempo situados en un espacio extraño, abstracto y malditamente determinante. Solo entonces se encuentra el cuerpo en medio de ilimitada esclavitud. Y así como no hay un digno espacio para el sentimiento y la expresión; tampoco lo hay para hacer las cosas correctas. Aquellas que ellos quieren. Que se insinúan en la oficialidad… de la vida misma… ¿Cómo ha de ser tanta la ambición y la significativa ignorancia? Incluso con libros a su haber pretenden controlar animales naturales; especie no tan única que descansa su poder en la presencia de su pensamiento; y en el conocimiento que de éste se genera. No pertenezco. No a sus ciudades. No a sus mandatos. Menos a sus políticas. Tal vez sí a los abrazos de brazos delgados y suaves. Única fuente de permanencia urbana y existencia terrenal. Informal. Odio las camisas y los zapatos. Amo toda fémina que en su espalda po

Asidero de contradicciones

Busco una revolución que parece personal Dado que las calles siguen siendo sucias Mis pies se tornan más empedrados Y ya no existe arena que botar Pretexto de existencia Quién diría que un niño pobre tendría poder Que si muere, es porque pelea Que si escapa, es porque no está seguro Que si ama, es porque dejó de pensar Porto un expediente de fracasos Espaldas varias sudadas atadas de manos Pieles de colores y gemidos féminos guturales Salivas bajo la boca Ojos más en blanco que cerrados detallando placer Piernas que se abren y dejan de moverse Pero todo vacío persiste No deja la soledad ser la compañía más estable La mejor de las parejas en un baile eterno de graduación La misión es entonces encontrar la alegría perdida La felicidad que no puede ser espiada El poro exacto de piel que no sólo se ama Sino también se quiere compartir ¿O no?

Tiempo pasado... pretérito perfecto

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Una afrenta. Una protección

La unión de la vida que se piensa y aquella que se percibe Que deja la decisión a la facultad de cierta alma o un tipo de energía que precede a la misma válida objetividad Hoy fue un fuerte dolor Una punzante deformación física que huyendo de la pena buscó romper las paredes de la piel Las capas que cubren los latidos del pecho y los recuerdos del olfato Y aún así un singular payaso asumió ser envenenado O tal vez sobrecargado de odio y maldición sobre su espalda encorvada, obligada a enderezar su resistencia Y entonces sumió su alarido de sobrevivencia en la insolencia absoluta Su defensa es el insulto y la pelea Sacar de cuajo manos y pies que golpean sobre los ojos Que pretenden la miseria y el padecimiento de los ególatras e individuales De los informales y sarcásticos De la libre búsqueda de errores para aprender Hoy todo ensayo es pésimo Incluso una acción es puro desenfreno Diálogo absurdo sobre calles terrosas y compañías que no tendrán significaci

Indivi - duo

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Arrogante culpa

Es algo temprano aún para cada lamento. Un balance odiado que hace mentir cada día aquel axioma que pudiste considerar. Un grado de culpa inunda la fuente de los sentimientos. La espalda de la pequeña dama no deja su hedonismo incluso en su sufrimiento. Ella pidió de vuelta su corazón. Sentada a oscuras sobre su delirio derramó lágrimas demandantes. Amó en desesperación para la sobrevivencia de su alma. Arribó y se desnudó. Entregó su cuerpo como mediador de un sueño casi prohibido. Tanto más imposible que la posibilidad de ser feliz. Accedió a ser tocada y rebosada de líquidos. Amada en su cuerpo y consentida en su corazón. Forzada alegría de un amor que se termina y se destruye. Que no repara en la relación de su moral y su engaño. Un sentimiento que no existe, pero que llega a ser imaginado. Cuánta mentira. Cada palabra cuyo símbolo no se respeta. Se dice para huir o ahuyentar. Pero nunca para ser realizada, para llegar a ser verdad. La excusa en no dañar. O no dañar tanto siendo

Un pretexto

Temor y sorpresa Una capa de vida que se queda sobre la tierra Que intenta cambiar su historia Que obra con la ironía que ha sido su respirar Insinúa sabiduría Pretende cierta trascendencia y una pizca de felicidad Ha de morir en una gresca de ideologías En los brazos de una fémina enamorada Deja de existir por golpes en su cuerpo o por una errática huída Aun cuando en su camino dejase lindas jugadas de elocuencia e ironía La guía de la miseria. Cómo puede todo no ser un sentido de nada Cómo ha de ser todo extrañar una espalda sudada y una boca que solloza de placer Quizás un horario no posea relevancia Un espacio ajeno sea sólo una compañía para trabajar Pero nada deja vestigio si no punza el alma y la destroza Y entonces llega el fin de los lamentos O se es libre o se deja de pensar, de imaginar, de respirar Y sobreviene una aconsejable introspectiva Bien poseo la claridad de aquello que aparece en los sueños Creo conocer los motivos de la a

Belleza y destino II

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Belleza y destino I

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Lasciva traición

Ojos de traición. Osadía infame. Ella la perra esparce su belleza. Su timidez libidinosa vuelta objeto. Allí la sigue la vana competencia. Ostentosa hambruna que todo lo deshonra. Que ensucia una pizca de historia particular. De nada sirve la mala estética de su ropa. Ni sus desplazamientos displicentes. Su rostro cansado pide un trozo de piel en su boca. Y siempre atenta la perfidia incapaz de pensar, va en busca de la llave con mayor gotera. Y así todo se torna dolo. Haciendo a un lado sus ojos de ninfa y su boca sedienta. Imperfecta forma de proceder si la pretensión es la sobrevivencia. Quizás no del alma, pero sí del honor. Puta vestida de arriesgada estupidez. Presa del descontrol de su propia piel. Maniquí tosco que deja a cualquiera malgastar las estrellas. Mientras oculta su desdicha tras ojos de pena. Patética y deshonrosa forma de respirar.

Cuestión de números

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Su vida es la novena letra de un inicio. Una parte de la historicidad. Una vida más en la existencia. Compasión y una cierta tolerancia. Una base de constante indagación en la solución de todo problema; y de algunos no. Libertad y responsabilidad. Una maestría al destino quien se asume no petrificado, menos construido. Donde sí importan las decisiones de las caminatas. En el lugar de la propia fuerza; donde sí importa la pasión de ésta. Descubrir es entonces el curso y desafío. Revelar una verdad que se presenta extraviada. Hacerla viva, ponerla a respirar. Arribar así al llamado equilibrio. Conocer la belleza. Conocer incluso la emergencia de armonía. Requerido y urgente es el reconocimiento. La eximia instancia de la culpa, la propia culpa. Una ordinaria vida real. Una existencia sometida a juicio vital. Aquello que se deja tras el antifaz. Que nunca aflora en el realismo de la política. Y así coexisten sublimes destellos de lealtad y afecto. Elementos poseídos en el tiempo y perd

Un trozo de vida poético

Hace poco vi pasar su aroma en medio de anónimas historias de otras vidas. Sus ojos habían crecido junto a la transformación de otras partes de su piel. Sus días ordenados no habían abandonado la normalidad de la compañía. Una sabia decisión de su alma y una carrera de su corazón. Pues por una par de seres que su amor comparten nada excluye que ella deba abrazarlos hasta la propia muerte y no soltar jamás sus brazos. De todas formas debía hablarle. Acercarme a su vida y sentir su olor. Ver sus ojos chinos y otras formas que afloraban ser distintas, o más bien adornadas; siempre hermosa, siempre tranquila y cautivante. Lejos estaba justo frente de mis ojos. Tan cerca como cuando hablábamos sobre una cama; y nos contábamos toda la vida real; la que subsiste en los márgenes de este mismo planeta. Sin embargo no así de cerca como cuando sólo la oscuridad del espacio acompañaba nuestros respiros; junto a ese miedo eterno que inspiró a que nada saliera de las páginas de un cuento de amor y

El secreto

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Fe inamovible, creer en lo que no se ve. Pide, cree, recibe. El catálogo universal que rodea la vida con las estrellas en lo alto. El espacio como carta de recetas. Estudia, escribe, genera el dinero para la urbana tranquilidad. La velocidad de la historia no debes ignorar. Eres parte también de un tiempo de recorridos para cualquier distancia. Lista de gratitud; ranking de la propia existencia. Un símbolo de gratitud, un código de existencia. Visualizar, visualización, práctica motriz visual. Visualizas y materializas. Casi por ley. Símbolo de imagen, un código de concentración, casi como experiencia holográfica, una aceleración en la memoria. Ten siempre un equilibrado comportamiento. Tablero de visión. Diario mural de anhelos. Collage de metas. Espacio Estudiar Escribir Saber leer y saber escribir Hogar con formato y concepto Ser escritor Jugar futbol Transporte No adeudar Actuar en la idea con base en esa ansiada superficie de deseos. Visualiza. Del sentido y significado

Decisión de una vida dañada

Soledad que llevas como virtud cierto encanto cuando te presentas. Sonriendo, con la ironía de tu vida guiando cada paso de tus pies. Ahora estás de mi lado. Estás abrazada a mi voluntad de optar, de dudar y luego decidir. La última vez que oí tu voz, supe que nunca más daría con el aroma de tu cuello ni la belleza de tus ojos a medio cerrar. Nada de lo dicho llegó pleno a mi corazón. Sólo advertí un juego de roles sociales. Un comportamiento de amigos en medio de la vergüenza de aceptar que a veces se puede necesitar a alguien. A alguien en particular. No llamé a tu vida cuando no escuché la necesidad de mi existencia. No busqué tu calor de la espalda porque al dar con tu voz, ésta no entregó la pasión que mi oído demandaba. Y todo eso es la incapacidad de amar. De extrañar y reconocer que se extraña. De clamar en medio de espectros medio urbanos y medio emocionales la presencia de una vida, tal vez de una persona, tal vez de un estado natural que nunca te abandonara. Nada pue

¿Y esto sospecha de escenario poseerá de simbolizar una subsistencia?

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Esta será la letra que acompañe la distancia que nos queda. Ya tal vez nuestra vida sea así. Así tal cual todo humano dijo que sería. Una extraña, incomprensible y –a veces- maldita vida. La distancia que separa la vergüenza de la mentira. Que cubre la soledad que hoy se ha quedado. Es la sombra que permanece en todo árbol. Hubo fuegos dirigidos al corazón. Sí. Y la niebla de la tristeza recorrió parte del cuerpo que en ese rato quedaba. ¿Pueden a veces las subsistencias ser tan separadas? La poca certeza de cuántos somos hace que importen tanto la existencia como incluso la vida cotidiana. Y no es de extrañar para algunos que nadie en realidad se llegue a conocer. Duelen y se esfuman las consecuencias de la introspección. O por lo menos se dejan ver para luego desaparecer como ladrón con vasta técnica aprendida. Dónde se ha buscado. ¿Acaso de verdad no hemos de pertenecer? Acaso nada de lo que hacemos puede perdurar o incluso, a veces, parecer normal. Normal, por lo menos, a tus pr

Raptado. La transgresión

Sugestiva princesa de sombras luminosas. Negros atuendos sobre piel extendida, fragante y de suave claridad. Parece mayor en su figura, mas sus ojos hablan de urbana inocencia y audaz tempestad de indagar. Se presenta frágil y lasciva. Imprevista. Espontánea. Hermosa y viva. Al verla creí descender en mi historia. Pareció que su vuelo jamás podré anticipar. Dejó su piel vigilando la mía, mientras entre latidos callé voces que me hacían especular. Y me hice parte de su vida por un instante. Y toda luz que encandiló mis ojos me recordó que no conocía nada de su sabor. Nada de su cautivante forma de recorrer su vida. Y entonces opté por enfrentar su rapto. El rapto de una persona, sacar su cuerpo de la plaza pública para saciar de su aroma y sus flujos. Llevarla al propio espacio y desnudar cada pizca de delicia. Ansiar su mirada y todo lo que piensa. Hacer su cuerpo parte del propio deseo. Capturar su olor. Probar su voluntad y otras partes de su piel. La pelvis. Su espalda. Así tal

Apuntar sospecha

Es cierto. Esperaba casi en súplica una pizca de atención. Y cuando ésta se da te pone algo contento. Pero más feliz sería hacer lo que quieras sin esperar. Si aspiraras a lo que sea que resultase del deseo de algo querer hacer. Y que en verdad realizases. He oído decir de aquello que es ego, un varonil e histórico ego. He oído decir que surge de la inseguridad. Me parece que algo tiene de verosímil. Es decir, que esa alegría sea una real bondad. He callado el celo que corrió en las venas. Más bien cierta rabia de no ser todo para su caminar. Y chocan y se contraen en el espacio la extraña y no tan real virtud de incomodarte con lo que pueda hacer en un día, cualquier día; con la verosímil, vergonzosa, absoluta sensación de callar. No objetivar al aire y sus ojos que muestras debilidad cuando dices lo más simple y primario que tienes. El sentido más básico de una existencia más. La verdad es que hay sangre en las venas. Y que ésta se calienta. Entonces es cierto eso de no querer

Faltos de amor

Alejados bajo el mismo cielo que los cobija en un extraño planeta. Distancias medidas por la cartesiana pertenencia de la sabiduría. Distancia que no mitiga su deseo de juntos estar amparados bajo una sensación de amor esquivo e inverosímilmente real. Tanta felicidad parece mentira. Pero tanta soledad también ha de ser parte de una vida que no es nuestra. Si la mente describe así su mundo y el mío, si sus letras inspiran las mías y viceversa, entonces la irreal trascendencia de la felicidad puede incluso durar un solo día. Sólo un día donde la existencia viva plena. Sólo un instante de tierna y pasional alegría que merecen dos distanciados de los moldes del planeta tierra. Su corazón se parte en pedazos y el mío parece reconstruirse en esporádicas diversiones. Si el mar, las estrellas y las puestas de sol lo permiten, yo quisiera ver un día sus ojos brillando de aquella esperanza que bien sabe ella no verá realizar. Espero que su cuerpo acepte la necesaria calma de sentir que bajo su

Cototo

Fue cuando aprendí que la espalda podía sentir. Extraño su línea en los ojos y la forma de cuidarnos.

Humana propiedad. Privada pertenencia

Y qué tal si así fuera. Que nada de lo que hacen quienes tú quieres lo puedas saber. Y así debe ser mi padre enseñó. Que nada de lo que los otros hacen pueda importarte, pues nada sabes de lo que ellos quieran hacer. Y la manipulación de la humana propiedad privada come de tus vísceras cuando todo quisieras saberlo, incluso la dirección de los ojos o hacia donde gira su mente cuando deja de pensar en ti. Pero eso no lo puedes hacer. Eso no puede pasar. A veces la moral tanto más cotidiana que educativa trae tu cuerpo de vuelta a las mazmorras de la urbe y al molesto calor que emerge de sus calles. Y esa humana privada propiedad que en tu mente se forja tienta al deseo de todo querer saber de algunos que tú quieres. Eso no debe pasar. Aunque la vergüenza de una noticia siempre hable a tu oído protestando por tu inocente estupidez. Incluso eso no debe pasar. Nada debe importar aunque parte de tu cuerpo o tu vida o tu ser quieran sí pertenecer al espacio tras las rejas que dejó la const